Hace cerca de un mes que terminé la experiencia de ayudar en un Alpha para jóvenes y creo que ahora es un buen momento para compartir cómo me fue antes de que se me olviden los detalles por el tiempo. Para el que todavía no conozca este movimiento que está teniendo gran éxito en España y otros muchos lugares del mundo, Alpha es un método de evangelización nacido en Reino Unido que trata de plantear profundas preguntas trascendentales de la vida, la fe y Dios que los participantes tendrán que reflexionar y debatir en pequeños grupos mientras se lleva a cabo una pequeña cena. Durante estas cenas se pretende que los participantes se sientan libres de poder expresar sus opiniones y que salgan de las sesiones con más preguntas y reflexiones.

Mi labor en este Alpha para jóvenes era la de ser una participante silenciosa, que sigue las conversaciones de los invitados pero que no hace muchas aportaciones. Parece una misión fácil, pero dependiendo de la situación a veces tenía la urgente necesidad de hacer una corrección cuando uno de nuestros jóvenes invitados hacía un comentario sobre Dios que yo consideraba incorrecto pero, al final, en este método es primordial no hacer una corrección directa a los invitados ni decirles cómo tienen que pensar, pero sí guiarles hacia un entendimiento de Dios y la fe que nosotros creemos.

Para algunas preguntas que planteaban los videos de las sesiones nos tomábamos más tiempo: partíamos de la base de que las participantes de nuestra mesa eran todas jóvenes que hasta aquel momento nunca habían oído hablar de Dios de un modo cercano, y algunas de estas preguntas existenciales que salían a la luz no se las habían planteado jamás hasta el momento. La labor de nuestro líder de mesa fue fundamental, ya que trataba a las invitadas con muchísima paciencia y daba los espacios necesarios para que pudieran pensar y sentirse seguras para compartir sus opiniones.

Tras haber cruzado la meta de las 10 sesiones de Alpha puedo decir que ha sido para mí una experiencia muy enriquecedora en la que he podido ver que Dios actuaba y si nosotros hemos podido crear un espacio donde los invitados se hayan sentido suficientemente cómodos para compartir una parte de ellos eso ha sido el principio de lo que puede ofrecer la vida cuando le dices sí al Señor.