Como ya comenté en otro artículo me encantan las películas de ciencia ficción y una que en su día me impactó sobremanera fue Matrix. Aunque la primera parte fue la que más me impresionó tanto por la originalidad de la historia como porque llegué a ver la peli sin conocer nada de la trama, lo cierto es que la trilogía completa me gusta mucho.

Sin entrar en destripes de ningún tipo, el antagonista principal de la historia es el agente Smith. Aunque no es un personaje especialmente profundo ni complejo, en la segunda parte de la trilogía mantiene un diálogo con Neo (el protagonista) que me vino a la memoria recientemente. Bueno, más que un diálogo es un monólogo, casi un pequeño discurso en el que habla del objetivo. Para ser exactos, en la versión doblada al castellano habla del objetivo porque en la versión original (en inglés) la expresión que realmente usa es “purpose”: Propósito.

He de reconocer que yo he vivido la mayor parte de mi vida sin un propósito claro, durante mi adolescencia y primera juventud mi único objetivo era pasar el trámite de los días de entre semana y que llegara el viernes y el sábado y salir de fiesta. Luego comencé a practicar esgrima y también se unió el objetivo de entrenar y competir. La vida era el trámite entre entrenamientos y competiciones. Otro de mis objetivos fue intentar tocar cada vez mejor y llegar a grabar una maqueta para poder tocar en bares con el grupo de heavy metal que teníamos unos amigos y la vida se convirtió en un trámite entre ensayos (conciertos apenas hubo). Y así fue pasando mi vida… persiguiendo distintos objetivos y, aunque algunos los iba alcanzando, no terminaban de llenarme. Luego conocí a la chica que hoy es mi mujer y lo que contaba más en mi vida eran los ratos que pasábamos juntos. De forma natural la vida me fue dando el objetivo de formar una familia con ella, cuidar nuestra relación y criar lo mejor posible a nuestras hijas (que no es poco). Pero… ¿y luego ¿qué?

No ha sido hasta que he conocido esta comunidad, cuando he empezado a conocer mi propósito en la vida. Un propósito que me lleva a levantarme cada mañana, un propósito que ojalá dé mucho fruto y que sea duradero en el tiempo, un propósito bueno y valioso no solo para mí, sino para los que están a mi alrededor. Mi propósito es ayudar con mi vida a que muchas personas puedan conocer a Dios.

Desde que tengo un propósito, desde que estoy empezando a tener una visión más o menos clara de lo que quiero vivir en mi presente y en el futuro mi vida ha dejado de ser un trámite. Mi vida ha empezado a ser digna de ser saboreada, exprimida, aprovechada al máximo. Ha dejado de haber “tiempos muertos” o “capítulos de relleno” como los que hay en algunas series. Desde que me he enfocado en mi propósito me resulta más sencillo (que no fácil) tomar decisiones: me basta con hacerme una sola pregunta: ¿Hacer, decir, pensar esto me acerca a mi propósito? Aunque esto no signifique que siempre tome la decisión más apropiada ni mucho menos, me ayuda a conocer mejor quién soy, dónde estoy y hacia dónde voy.

Otra ventaja de tener un propósito es que cuando tengo que sacrificar algo o renunciar a algo que me es lícito, recuerdo que tengo un buen motivo para hacerlo y eso me ayuda a que sea más llevadero.

He escuchado varias veces a Dante Gebel decir algo parecido a que nunca vas a vivir la vida más intensamente que cuando encuentras algo por lo que no te importaría morir. Es una frase para darle una vuelta o dos ¿Verdad? Creo que perfila bien lo que puede significar tener un propósito.

Yo, a día de hoy, creo firmemente que he encontrado mi propósito y en oración le pido a Dios poder lograrlo en la mayor medida posible.

Doy gracias al Señor, que es muy bueno, porque me ha regalado una comunidad. Un grupo de personas muy diferentes entre sí, pero con un propósito muy parecido o con el mismo pero enfocado desde perspectivas diferentes y complementarias.

Intentar lograr nuestro propósito de forma comunitaria es más efectivo, porque si todos aportamos lo que podemos aunque sea un poco, nos apoyamos unos en otros, nos complementamos y remamos en la misma dirección, eso nos acerca a ver cumplido nuestro propósito. (Josué, el fundador de Fe y Vida lo ha explicado con muy buenos ejemplos en varias predicaciones que puedes encontrar en nuestro canal de YouTube)

Para concluir te dejo con el discurso del agente Smith al que me refería al principio del artículo.  Es el siguiente:

No hay razón para negar el propósito porque ambos sabemos que sin un propósito no existiríamos. Es el propósito lo que nos ha creado. El propósito nos vincula. El propósito nos motiva, nos guía, nos mueve. Es el propósito lo que nos define. El propósito nos mantiene unidos.

El agente Smith es el antagonista de la trilogía, es frío, insensible e implacable. Pero respecto a su opinión acerca del propósito he de admitir que tenía bastante razón.