¿Sabéis cuál es el mejor supermercado de España?
Pues esto no lo digo yo, me lo explicaron en el master de organización industrial… el mejor supermercado de España es Mercadona. Y lo es -me explicaron- porque aplica lo que se conoce como “mejora continua”. Esto significa, resumidamente, que gran parte de sus beneficios los invierte en mejorar sus procesos y hacerlos cada vez más eficientes.
¿Y esto qué tiene que ver con la fe y con la vida? Pues mucho, porque si invirtiéramos gran parte de nuestro tiempo (el verdadero activo que tenemos) en mejorarnos a nosotros mismos quizá la Iglesia de Jesús se acercaría un poco más a lo que está llamada a ser. Por supuesto, como somos cristianos, el referente con que nos comparamos para mejorar es Jesús. No todas las “mejoras” que valora el mundo valen lo mismo en el reino de Dios. Y no lo hacemos por nuestras propias fuerzas: contamos con su Gracia.
En Fe y Vida creemos firmemente que las personas estamos aquí para dos cosas: 1 Para tener (y crecer) en una relación con Dios y 2 para mejorar, es decir, para llegar a la mejor versión de ti mismo. Yo no sé cómo es la imagen que a cada uno le viene cuando piensa en su mejor versión, pero cuando yo pienso en ello, lo concreto en algunas ideas, quizá muy personales, que me gustaría compartiros (con algunas citas bíblicas que ejemplifican a lo que nos llama el Señor):
- Tener una paz profunda. “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. “ (Filipenses 4:7) ¿Quien no quiere vivir con PAZ?
- Sin miedo a la muerte. “Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de vosotros.” (Fp 1 23 )¿Quien no quiere vivir sin miedo a la muerte?
- Libre. “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. Todos conocemos personas esclavizadas a adicciones, a comportamientos, a pecados, a formas de ser, a otras personas… Y quizá también conocemos a gente muy libre no solo de esas cosas, sino de opiniones, de lo que digan otros, de lo que piensen…” (Gálatas 5) ¿Quién no quiere vivir esa libertad?
- Sencillez. “Sé vivir en la humildad, y sé tener abundancia;” (Filipenses 4, 12) Quizá aquí no lo vemos tan claro porque queremos vivir en la abundancia… pero piénsalo en otros: ¿qué prefieres estar rodeado por gente flexible y sencilla que se adapta o para quien todo es un problema?
- Sin quejas (con aceptación). “Háganlo todo sin quejas ni contiendas, 15 para que sean intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada. En ella ustedes brillan como estrellas en el firmamento” (Filipenses 2, 14). Con quien prefieres estar, con alguien que se está quejando todo el día, o alguien que acepta lo que tiene y lo que le pone la vida?
- Alegría. Alegraos siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégraos! Que vuestra amabilidad sea evidente a todos. (FIlipenses 4, 4) ¿Quién no quiere a la gente alegre y amable, mucho más si esa alegría es contagiosa?
- Aprovechando. “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.” (Efesios 5 15) ¿Quién no quiere que al final de su vida pueda decir “he aprovechado bien mi vida”?
- Seguridad en la voluntad de Dios. “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.” (Rm 12 2) ¿Quién no querría saber con seguridad la voluntad de Dios?
- Sin cutreces, poniendo el corazón. “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor, y no para los hombres” (Colosense 3 23) Esa gente que lo intenta, que se pasa la vida intentando… porque no sabe decir que no a las cosas que le sobran y no pone el corazón en lo que hace… acaba haciendo cutreces con su vida. ¿Tú quieres ser así? o quieres ser de esas personas que si algo no lo saben hacer o no es su don te dicen que no pero si te dicen que sí lo hacen lo mejor que pueden?
Estas ideas configuran para lo que en la práctica supone llegar a la mejor versión de mi mismo. Vale, tenemos el “destino”. Ahora, ¿Cómo mejorar sabiendo cuál es el destino?
Pues en primer lugar creo que hay que pedir la Gracia de Dios. Con humildad, pedirle al Señor que nos ayude a mejorar. En segundo lugar, es bueno que vayamos asumiendo que hace falta esa palabra que una gran parte de la población odia: “disciplina”. Disciplina para evitar el pecado o la ocasión, disciplina en la oración, disciplina para ser fieles a la asamblea, en los sacramentos.
Otra cosa que considero fundamental para mejorar es conocerse: no querer correr, asumir qué cosas puedes mejorar y qué no… Sin un buen conocimiento propio, cualquier mejora que llevemos a cabo será mera casualidad. Creo que los que tenemos la suerte de tener comunidad tenemos que “aprovecharnos” de la comunidad. Eso implica poder preguntar a otros. Corregirnos con amor, animarnos a mejorar. Recordarnos cuál es la imagen. Pedir la Gracia de Dios a través de la oración comunitaria, de la oración de intercesión de los hermanos…
Y la última idea que creía importante recordar para mejorar es muy sencilla: Haz algo. Me refiero a que si estás todo el día sentado en una silla es difícil que te des cuenta de qué cosas tienes que mejorar. En cambio si te pones en camino es cuando surgen las necesidades y ante esas necesidades o mejoramos o nos ganan. Así que si estás cómodo donde estás… ¡Haz algo!
Y tú, ¿cuál es tu excusa para no mejorar?
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