Hola somos Gaby, Alicia, Marcos y Myriam, juntos formamos nuestra comunidad familiar en un pueblecito de Madrid, Meco.
Se nos ha pedido que resumamos nuestra historia de fe en una líneas, complicado es comprimir todo aquello que el Señor nos ha ido regalando en estos últimos años, en una cuantas frases, pero bueno lo intentaremos.
Nosotros conocimos a la comunidad hace bastantes años, en los primeros encuentros Dios fue preparando nuestros corazones, para poco a poco ir aclarando y haciendo resurgir un sentir, un corazón unido a unos hermanos que por la distancia siempre fuimos reticentes a estar con ellos.
En nuestra historia junto a la Comunidad, ha habido encuentros claves en los se ha quedado un poso que se ha removido muchas veces, que ha servido para intentar buscar aquello que se veía en otros lugares… os mencionamos aquel “Encuentra 2003” como esa huella imborrable que rompió esquemas con todo lo que estábamos viviendo en nuestra vida de fe. No se parecía en nada a lo que conocíamos, ese fervor, esa adoración…. Durante mucho tiempo se repiten en nuestra memoria alguna de las canciones que por primera vez escuchábamos.
Durante todo este tiempo siempre hemos añorado aquello que hemos vivido con nuestros hermanos del norte, esa acogida siempre incondicional, el abrir sus puertas a nuestras vidas, sin preguntas, con total libertad… El modo de enfocar la fe, de cómo vivir, de cómo llevar a Cristo a los demás, de cómo en estos tiempos que nos toca vivir se va adaptando para que triunfe ante todo el Reino de Dios y llegue a todos.
Al ver vivir la comunidad veíamos que eso lo anhelábamos, lo queríamos para nuestras vidas,y nos sentíamos llamados a pertenecer a una comunidad, a unirnos a otros hermanos a vivir la fe con ellos… que solos no podíamos caminar. Sentíamos que Dios nos llamaba a formar comunidad. Pero en la distancia veíamos complicado formar unión con unos hermanos que se encontraban a unos cuántos kilómetros de distancia. Por eso empezamos a buscar en nuestro entorno, pedíamos a Dios que nos mostrara un camino, que nos pusiera unas personas con las que compartir la fe, que no nos quedáramos solos, ya que somos débiles y nos podemos quedar mirándonos a nosotros mismos sin más pretensión que continuar. Después de un tiempo de petición… Dios salió al encuentro por medio de la comunidad de Israel. El Señor durante este tiempo aparte de hacernos crecer en Dios con estos hermanos, nos hizo ver más claramente que era lo que quería de nosotros. Fue un paso, un tiempo donde clarificar ideas. Iba pasando el tiempo pero nuestro corazón no encontraba sosiego, siempre salían comparativas, con aquello que estaba impregnado en nuestro corazón, aquella comunidad del norte, a la que nos sentíamos unidos en la distancia.
Volvimos a retomar el contacto con Fe y Vida y la llama se avivaba en nuestro ser. Cada vez que subíamos a Cantabria y volvíamos a Madrid era como una explosión de sensaciones, de deseos, de emociones… pero al poco tiempo de estar en casa se nos volvía a colar la misma idea, la distancia…. Pero para Dios no hay nada imposible así que volvimos a retomar nuestra primera oración de discernimiento, para que nos pusiera en el corazón lo que realmente quería para nosotros, que su palabra fuera la luz en nuestro sendero, en nuestros pasos…. Y así fue, dejamos la anterior comunidad después de un largo discernimiento. Esos hermanos que Dios nos había puesto en el camino durante un tiempo determinado, que nos han ayudado a discernir qué es lo que el Señor nos pone en el corazón para nuestra vida y la de nuestros hijos, unos hermanos por los que sentimos un gran cariño.
En el verano del año 2013, pasamos unos días con nuestros hermanos de Fe y Vida, como siempre con una acogida impresionante. Fue el momento en el cual mostramos públicamente nuestro deseo de pertenecer a la comunidad, a la comunidad que Dios nos ha puesto tanto tiempo en nuestro corazón y en nuestra historia personal. Dimos el gran paso de entrar a formar parte de la Comunión de Fe y Vida.
Este año desde Madrid nos hemos juntado con Iván y Merche (miembros comprometido de por vida) para formarnos en nuestra pequeña célula, nos enriquecemos unos a otros, nos sirve de isla en medio de las prisas y agobios de la capital, para poder respirar otro aire, “aire de Dios”, en este ambiente con tanta contaminación. Además, cada martes nos juntamos en oración, nuestra asamblea en Madrid, que poco a poco se va incrementando en número. También mencionar que estamos siendo acompañados, discipulados de manera personal cada uno. Nuestros acompañantes nos ayudan a discernir en todo momento.
Durante estos últimos meses Dios nos ha concedido la gran suerte de hacernos descubrir que Fe y Vida no es sólo el Norte o el Sur, las personas… sino que una Misión que Dios quiere que la hagamos allí donde él ha querido que estemos. Por nuestras circunstancias tenemos que estar en Meco, en este pequeño pueblecito de Madrid…. Pero allí donde Dios nos ha puesto (sea Madrid, Cantabria, Granada…) es donde tenemos que hacer Comunidad. Por eso hemos decido comprometernos con Fe y Vida, con esta visión que Dios nos ha regalado, con estos hermanos con los que queremos llegar a cambiar este país en el que nos encontramos, con todos ellos un sentir, un corazón… pero contigo Señor.
A ti que lees esto, piensa cual es tu misión, tu primera comunidad…. Y que Dios te bendiga.
Gaby y Ali.
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