De nuevo entre misioneros

Hace tres años, Jairo nos invitaba a Alejandro y a mí a acudir a un encuentro online de misioneros laicos. ¿Quiénes son estos misioneros laicos? Personas que se dedican a la evangelización a tiempo completo desde sus respectivas realidades en la Iglesia gracias al sustento de un Equipo de Apoyo. El encuentro se llama Network Forum y lo organizan asociaciones protestantes de Europa. Fue un evento en inglés con presencia de cristianos en su mayoría protestantes. Para mí fue un regalo poder conocer mi nueva realidad en primera persona ya que había iniciado, pocos meses antes, mi andadura en este nuevo estilo de vida del que solo tenía referencia por Alejandro. Aunque fuera online ya pude degustar la comunión que se creaba en los momentos de compartir o de rezar y la apertura de conocer experiencias de otros, ponerlas al servicio y aprender unos de otros.

La semana pasada se realizaba, por tercera vez, este encuentro en la ciudad de Málaga y no me lo pensé dos veces. Lo comuniqué a mi comunidad y puse rumbo al sur. Allí pude conocer en persona a los que hacía tres años me encontré online y… ¡qué diferencia! Convivir durante una semana con las
mismas personas da una riqueza importante a la experiencia que se vive. Yo lo pude apreciar en los momentos de descanso y en los dedicados especialmente a compartir. Este encuentro no es tanto de oír teorías o de conocer la literatura que se haya escrito sobre MDEA (Ministerio de Desarrollo del Equipo de Apoyo), sino de conversar, compartir, comentar, discutir y expresar todo cuanto uno piense, sienta, viva y haya descubierto en su caminar. Es cierto que si uno inicia este camino necesita pautas, guías o manuales y también es un lugar donde poder adquirir lo que uno necesite. Para mí lo fue también ya que en nuestra comunidad sólo somos dos misioneros laicos y la cultura de MDEA no está implantada, no es muy conocida en la Iglesia católica o en nuestro querido país.

Mateo 7,7 el que busca, encuentra

Una de mis motivaciones para ir a Málaga era que necesitaba un empuje en mi caminar. Saberme acompañada de otras personas, tener herramientas cerca y personas a las que poder pedir lo que necesitara en mi misión. Como he dicho antes, la Iglesia católica en España no ha hecho clic en esta posibilidad de “liberar” a laicos para dedicarse a tiempo completo a la evangelización; por ese motivo necesitaba conectar con otros misioneros, compartir experiencias y reenfocar o reforzar esta llamada a un estilo de vida concreto. Si uno está en una empresa en la que los trabajadores están dedicados a los mismo es fácil que compartan y hablen de su labor y estén en sintonía, en un ambiente que ayuda a no perder de vista el objetivo y se animen unos a otros. En Fe y Vida somos una comunidad en la que sólo dos personas estamos dedicados a tiempo completo; no somos una organización como muchas de las presentes en Network Forum en la que todos son misioneros y comparten estilos de vida. Por esto mismo, veía necesario acudir a un encuentro como estos para nivelar y suplir la carencia que de momento tenemos en la comunidad… ¡a la espera de más hermanos que se sientan llamados a ser misioneros! (No miro a nadie…).

Realmente estos cinco días entre misioneros han sido un gran impulso a la visión y misión que llevo entre manos. Ahora me toca volver a los apuntes y poner en marcha todo lo escuchado, rezado y aprendido. Son pequeñas cosas que marcan la diferencia y que te hacen ver que no es tanto lo que uno haga (obviamente es necesaria nuestra parte), sino cómo Dios forma parte en todo esto. Porque el primero que se dona es él, el primero que da es él, el primero que cubre nuestras necesidades es él, el primero que llama es él. Se trata, más bien, de responder a su llamada, de acoger su persona, de agradecer su regalo y de reconocer su presencia en nuestras necesidades. El cambio de mirada y de enfoque es primordial en este camino que está caracterizado por la confianza y esperanza en Dios. En poner nuestro corazón en él y tener paciencia; pues el resultado no es lo importante, sino lo que durante el proceso se va cuajando en nuestras personas y en las personas con las que compartimos la misión. Es precioso ver y vivir esto y no olvidarlo.

Pero, ¿qué es eso del MDEA?

No era raro que, entre las conversaciones que tuve en Málaga, se cruzaran estas preguntas: ¿qué tal tu MPD? o ¿cuándo iniciaste tu MPD? Estas siglas significan en inglés Ministry Partner / Partnership Development (Desarrollo de Socios / Asociaciones Ministeriales). Aunque en español hemos querido dejarlo en “Ministerio de Desarrollo del Equipo de Apoyo” pues de la otra forma puede llevar a equívocos empresariales o de índole más profesional. Este término lo suelen utilizar organizaciones misioneras para desarrollar sus programas de captación de apoyos personales para sus misioneros; lo que comúnmente conocemos o hablamos de ello como “levantamiento de fondos”.

Lo que pretende transmitir es la idea de que tanto el misionero como el colaborador trabajan juntos en una misión concreta para el Reino de Dios, aunque con diferentes roles que desempeñar, cada uno desde su llamada. Nos quedó clara esta idea porque hicieron el gesto gráfico de que no ponemos la mano hacia arriba en señal de pedir, sino ladeada en señal de estrechar manos en un acuerdo de caminar o trabajar juntos. Por tanto, se trata de algo más que de recaudar dinero y, por esto mismo, es importante que esa idea de “levantar fondos” quede en desuso y podamos transmitir lo que de verdad es: una llamada personal a colaborar, a formar parte de una misión, a aportar con nuestras personas, tiempo, economía y oración, cada uno desde su realidad y su compromiso con Dios.

Se trata de relaciones. A partir de estas se pueden dar un sinfín de posibilidades. Desde conversaciones que cambian miradas, organizar eventos, resolver dudas, acompañar en la búsqueda de un lugar en la Iglesia hasta encontrar una manera de vivir la fe. Cada persona es un mundo y, cuando se une el misionero con ella, se abre un horizonte que dependerá de Dios y de ellas mismas descubrir a dónde les llevará. Es una riqueza la comunión y la oportunidad de compartir lo que uno vive con más personas que creen en esa visión y misión. Claro que no es una cuestión de dinero y sería muy pobre movernos por esto o que la otra persona se quedara con esa impresión. Hay mucho más en juego y es interesante descubrirlo junto a más personas que deciden apostar por ello. El proceso es lento, pero seguro. Da mucha paz caminar cuando se está seguro de la llamada de Dios; solo se trata de seguir los pasos, de confiar, de hacer nuestra parte y dejar el resto a Dios.

Y este Forum, ¿para qué?

Ya lo dice la misma página del forum. Es un encuentro que en el corazón del mismo se encuentran las relaciones personales que se dan durante los cinco días. Pues, como dicen, “creemos que se trata de relaciones, no solo de dinero. Por eso llamamos al proceso “Desarrollo de Socios Ministeriales””. Es un encuentro donde se habla de una actividad espiritual no tanto de algo material, ya que “creemos que el equipo de apoyo es una actividad espiritual con aspectos financieros”. Es un encuentro donde se equipa a los misioneros para la misión pues “Network Forum equipará al misionero para que a su vez pueda ayudar a sus colegas que viven de la ayuda” a través de formación y de talleres, de sesiones de mentoreo y de consulta cada día durante el forum. Es una red de conexiones de ministerios, culturas y fe tanto personales como comunitarias. Es un espacio donde apoyarse y compartir experiencias. Es, en definitiva, una familia donde crecer, afianzar la llamada personal, conocer y conocerse, vivir y acoger nuevas oportunidades.

Este año, el forum tenía como lema este versículo del libro de Números 14, 24: “Mi siervo Caleb tiene un espíritu diferente”. Durante la semana hemos estado trabajando ese capítulo para extraer la enseñanza bíblica para nuestro trabajo. Ahí me di cuenta de la importancia de tener la Palabra de Dios como aliada y compañera del camino. En ella hay mucha luz, sabiduría y experiencia. ¡Y promesas reales! Que te ayudan a no desfallecer y a confiar. En estos tiempos donde todo es “sin compromiso” cuesta trabajo encontrar personas que decidan comprometerse. Para muchos misioneros es una adversidad y se sufre con ella. Por eso la lectura de Caleb y el llamamiento a vivir todo desde ese “espíritu diferente” que decide apostar, decide creer, decide responder, decide dar el paso, decide escuchar la Palabra de Dios, decide ponerse en camino, decide abrir horizontes nuevos, decide confiar contra todo pronóstico. ¡Es posible! Dios nos llama a cada uno a ser generosos con nuestros bienes tanto materiales como espirituales. Personalmente, vivir de esta manera me ha hecho cambiar en ese aspecto y soy más sensible a las necesidades que me encuentro a mi alrededor.