Los días 27,28 y 29 de Enero, tuvimos el gran privilegio de disfrutar de un “Encuentro Matrimonial”, celebrado en el Monasterio de El Soto. Encuentro Matrimonial, es un movimiento católico gestionado por matrimonios. Nació en los años 60, impulsado por el espíritu del Concilio Vaticano II.
Cuando nos invitaron nuestros padrinos, Rosa y Luis Ángel, a participar de este encuentro de fin de semana, no sabíamos realmente de qué se trataba. Únicamente nos habían dicho que sería una experiencia importante para nuestra “vida en pareja”, de modo que, después de hablarlo, decidimos ir y regalarnos un par de días solamente para nosotros dos. Lo cierto es que llevamos 21 años casados y 3 de noviazgo, y a veces el matrimonio se convierte en una rutina. Por supuesto que seguimos luchando para que nuestro amor permanezca vivo, por lo que este retiro nos ha ayudado a mejorar nuestra relación, y a afianzar la decisión de permanecer juntos.
Coincidimos con una gente estupenda, amable, cariñosa…, con la que hemos compartido y vivido situaciones emotivas: ha sido una maravillosa experiencia, en la cual se han removido ¡también! muchos sentimientos. Hemos recuperado cosas de esas que vas apartando o posponiendo en la rutina diaria, y que ahora deseamos sean cotidianas. En definitiva: un tiempo intenso para revitalizar la relación.
También nos ha ayudado a enamorarnos más intensamente, a dialogar más y mejor, a expresar nuestras dudas y expectativas de futuro, y a darnos cuenta, por último, de que Dios constituye una parte importante de nuestra relación. En definitiva, ha sido un regalo y una señal del Señor, de esas que en un principio quizá no asimilas, pero que luego te das cuenta que no son casuales, y que todo tiene un porqué. A cada uno se nos llama de una forma diferente y el problema es que muchas veces no escuchamos debidamente.
Está claro que nos ha venido bien en todos los aspectos, y que se trata de una experiencia inolvidable, así que os la recomendamos a todos los matrimonios, para reforzar la unión y aprender a amar mejor, a escuchar y hablar desde lo más profundo. ¡Muchas gracias por este regalo, que siempre guardaremos en la memoria y sobre todo en el corazón!
Gracias también a todos los que nos han acompañado, y a quienes han hecho posible el encuentro con su trabajo en la sombra. Hemos vivido una auténtica bendición y si alguna vez os invitan, o sentís la necesidad de ir, no rechacéis la idea: de verdad merece la pena.
Saludos a toda la Comunidad y un fuerte abrazo para todos. Blanca-Miguel.
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