Han pasado unos meses ya desde que tuvimos el privilegio de colaborar y participar de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011.
Desde Tarragona pudimos hacerlo como Diócesis de Acogida en los días previos (del 7 al 15 de agosto) y como participantes, después, en la JMJ en Madrid (del 17 al 21 de agosto).
Adriana, Ana Belén, Marisa y yo ya habíamos tenido un primer contacto con la JMJ Madrid 2011 cuando en el domingo de Ramos del 2009 pudimos ir a Roma a recibir la Cruz de los Jóvenes y el icono de la Virgen María, que desde el 1984 han estado recorriendo todos los lugares en los que se ha celebrado una JMJ, como signo del amor del Señor Jesús a la Humanidad, anunciando a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay Salvación y Redención.
Así pues, para mí, la JMJ en Madrid no ha sido un evento puntual de unos días concretos, sino más bien una experiencia en la que he podido descubrir que pertenezco a una Iglesia Universal en la que la presencia de dicho Cristo muerto y resucitado se hace presente en la vida de las personas de la forma menos esperada y en el momento más insospechado. Y que cuando lo acogemos desde la sencillez pasan cosas maravillosas.
Aquí en Tarragona he podido disfrutar la experiencia junto a Damián, Adriana y muchas personas que me acompañan en el camino de la fe, pero también junto a gente cuya misma existencia desconocía, y que, desde sus diferentes puntos de origen y experiencias, han compartido con nosotros un mismo sentir y una misma fe: tener a Jesucristo en el centro de nuestra vida, siendo Él nuestra luz y referente.
En los días centrales de la JMJ 2011 nuestra participación se ha concretado de muy diversas formas:
Adriana estuvo desde el domingo 7 al lunes 15, junto a la parroquia de Vil-laseca, acogiendo a 150 chicos que vinieron a participar de las JMJ desde Ecuador.
Damián y yo, del 7 al 10 la estuvimos apoyando en lo que pudimos, y ya del 11 al 14 estuvieron en nuestra casa a 4 jóvenes belgas.
En Cataluña, se acogieron a unos 40000 jóvenes. Los días previos a la JMJ se organizaron de la siguiente forma:
Viernes 12 – día de la parroquia: tuvieron la oportunidad de conocer las diferentes realidades de Iglesia local. Y en Reus, que fue donde yo participé, terminó el día con una celebración eucarística y un intercambio cultural de todos los acogidos en la ciudad (Bélgica, República Checa y Ecuador), en los alrededores del Santuario de Misericordia (unas 2000 personas, en total, entre jóvenes, voluntarios, familias y parroquianos).
Sábado 13 – día interdiocesano: todos los visitantes de Cataluña se reunieron por la mañana en Barcelona para celebrar la eucaristía juntos en el “Parc del Fórum”, visitar después la Sagrada Familia, y luego, por la tarde, asistir de nuevo al Fórum para un concierto de Gen Rosso y Please.
Domingo 14 – día de la diocesis: los 8000 jóvenes de la dócesis se reunieron en Tarragona ciudad, dónde durante toda la mañana se pudo compartir la fe a través de testimonios, música, catequesis, visitas a diferentes realidades de Iglesia diocesana, oración… Por la tarde, en la “Tarraco Arena Plaça” (Antigua plaza de toros) se celebró el último acto de los días de acogida: rezo del Rosario, Eucaristía de envío y el espectáculo de la Historia de Tarragona Cristiana, con la participación de grupos culturales y folclóricos de aquí.
Este día fue un día intenso y de mucho trabajo y organización. Yo estuve en el espacio de interioridad y pude disfrutar durante toda la mañana de como unos 300 chavales, que fueron los que pasaron por ese lugar se arrodillaban ante la presencia del Señor, permanecían en silencio y recogimiento y expresaban sus oraciones a través de la escritura, la música o la expresión plástica.
Lunes 15 – día de partida: los jóvenes partieron hacia Madrid. Este día, en la iglesia de Sant Antoni, el templo en el que colaboramos como Fe y Vida, se celebró una vigilia de oración, en la que 900 muchachos de la Diócesis de Nanterre, encomendaron, durante una hora, la JMJ a la Virgen.
He querido resaltar el número de acogidos porque, aunque siempre suele decirse que vale más la “calidad” que la “cantidad”, sí que me ha parecido significativo que fueran unas 8000 personas las que decidieron dedicar unos días de sus vidas a compartir los objetivos que toda JMJ tiene, es decir:
• Peregrinación en la fe.
• Experimentar la presencia del Espíritu Santo.
• Redescubrir la centralidad de la Palabra y de los Sacramentos en la vida diaria.
• Hacer de los jóvenes testigos de Cristo.
¡Y no decidieron hacerlo para venir a Port Aventura, bañarse en la playa y tomar el sol!
Una vez en Madrid (fuimos unos 1300 participantes de Cataluña)… experiencias de todo tipo, pero para mí lo más relevante, de nuevo, estuvo en sentir que formamos parte de algo grande que no entiende ni de fronteras ni de idiomas… Así, por ejemplo, algo que me impactó fue ver a jóvenes de China (en China los cristianos están perseguidos), con su bandera, celebrando y compartiendo la fe (a lo mejor vinieron de turismo… pero para mí fueron, de todas formas, un testimonio).
Valorar a corto plazo lo que han supuesto las JMJ para los que hemos participado no es fácil, pero sí que desde la Archidiócesis de Tarragona hemos podido contar algunos frutos y plantearnos algunos retos:
FRUTOS | RETOS |
Diferentes realidades trabajando coordinadamente. | Mantener la coordinación generada. |
Esperanza mayor implicación de los jóvenes. | Saber acoger a los jóvenes y formarlos en la fe. |
Diversidad de edades, rostros…unidos por una única motivación: ser familia que acoge. | Que toda la comunidad siga sintiéndose parte de la pastoral de jóvenes. |
Fraternidad y oración vividas intensamente. | Poder iniciar un grupo de postconfirmación y vivir con más intensidad la fe. |
Mayor implicación de jóvenes y familias en la parroquia e impulso a acciones solidarias organizadas desde la parroquia. | Mayor implicación de los jóvenes en la vida parroquial después de la confirmación y también más participación en las eucaristías. |
Ser testimonio de vida cristiana. | Mantener la ilusión y ser estímulo y fuerza para nuestros jóvenes. |
Compromiso. | Acompañar a los jóvenes y ofrecerles un grupo de referencia. |
Desde las diferentes parroquias que han colaborado y participado en la acogida de los días previos a la JMJ, junto con la Delegación de Juventud ya están trabajando para que los frutos puedan permanecer, creando grupos de referencia en los que los chicos pueden juntarse y compartir su camino de fe.
Desde Fe y Vida Tarragona seguimos rezando para que todos los jóvenes que participaron en la JMJ, de una u otra forma, sigan teniendo en Jesucristo su modelo y referente de vida. Seguimos dispuestas a participar y colaborar en todo aquello que desde nuestra Archidiócesis se nos pida en relación a la vivencia y celebración de la Fe.
Gracias Señor por todo lo vivido y compartido y por todo lo que me queda por vivir y compartir!!!!
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