Los Días 5 y 6 de Noviembre tuvimos un agradable retiro con los hermanos de la comunidad Koinonia Giovanni Batista en el colegio de los SSCC de Sierrapando (Torrelavega). Se trata de una asociación internacional de evangelización que cuenta con una pequeña fraternidad de vida en Villar de Ciervos (Zamora). El tema de la convivencia fue, precisamente, “La Comunidad”. En estos 2 días se trataron muchos aspectos referentes a la vida en común, pero yo quiero contaros hoy los que más me tocaron a mí.
Realmente, creo que ha sido una gran bendición para todos los que hemos asistido: la temática de las charlas, las dinámicas, se han convertido en
pequeños mensajes de Dios para todos nosotros. Hace ya un tiempo que el Señor se ha empeñado en reavivar de nuevo a esta nuestra comunidad de Fe y Vida y lo ha hecho, cómo no, levantando a cada uno de sus miembros individualmente, llamándonos a dar un paso al frente, a darle a Él un nuevo “sí”, a comprometernos con más fuerza con los hermanos y el proyecto.
De esto precisamente nos hablaron en el retiro: una proclamación, una nueva llamada a la vida en común, para mí perfectamente resumida en la lectura de Hechos 20, 7-12. Ciertamente muchos de nosotros hemos sido como el joven Eutiquio, hemos tenido un pie dentro y otro fuera del grupo, hemos vivido medio dormidos en el borde de la ventana, algunos incluso hemos caído por ella y nos hemos muerto a la fe. Ha tenido que venir el Señor a resucitarnos, a darnos nueva vida juntos, acogiéndonos,perdonándonos.
Otro llamada que late en mi corazón y que nos transmitieron nuestros amigos de Koinonia, fue la de acoger en la comunidad y en nuestras vidas a otros hermanos pecadores, sucios, manchados por sus faltas. Qué emotivo fue el momento en que el padre Corrado se manchó toda la cara y las manos de barro fresco y fuimos pasando uno a uno a besarle y abrazarle, pringándonos todos. Ese momento me muestra como tengo que abrazar y amar a mi hermano
pecador, perdonándole, dejándome manchar por su suciedad y mostrándole también mi pecado. Fue un momento muy revelador para mi vida.
El otro momento que me marcó y guardaré siempre en mi corazón, fue cuando pasamos todos a darle un abrazo a Josué (nuestro responsable y fundador), a darle las gracias por su fidelidad y amor, que tantas veces nos ha sostenido a los demás: Gracias Josué, eres un regalo de Dios a nuestras vidas, eres especial y Dios te ha puesto a nuestro lado para ir delante… gracias por tu sí.
El último tema que quería contaros que me tocó con fuerza es el tema de la amistad, ya que hoy por hoy la vivo como un gran don de Dios, que me regala todos los días en “Fe y Vida”. La amistad con mis hermanos es real, pura, sin caretas, fiel, dulce y a prueba de crisis. Gracias Dios mío por regalarme la amistad.
Y gracias a la comunidad Koinonia Giovanni Batista, gracias a Flor, Juan Carlos, Virginia y Corrado, ¡gracias por vuestro testimonio en medio de este mundo, y un abrazo de esos que nos dábamos en el retiro! Ya sois parte de nuestra humilde y pequeña comunidad.
Luis A. priede Díaz.
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