El pasado sábado 19 de mayo tuvimos en Valencia un encuentro de Pentecostés con la intención de avivar nuestra fe y seguir compartiendo la vida.
Estábamos acabando de preparar la sala cuando nos whasapearon varios jóvenes para decirnos que ya estaban afuera. Comenzamos la jornada en con un picnic en el césped de un parque cercano. Coca casera, chocolates varios, fresas con nata… fueron algunos de los manjares que compartimos (Gracias Señor por esta gente tan maja que nos has traído!) Con los estómagos llenos, y tras charlar un ratillo, Miriam dirigió una dinámica que nos ayudó a conocernos más. Después nos fuimos al local donde tenemos las Asambleas a continuar el encuentro. Allí Clara y Alejandro nos pusieron en sintonía con Dios con una alabanza. Nos preparamos así para una predicación en la que hablamos sobre la necesidad que tenemos de “reactivar” el Espíritu Santo para ser la mejor versión de nosotros mismos.
Durante todo el tiempo se respiraba tan “buen rollo” en el ambiente que en el descanso, espontáneamente, alguien cogió la guitarra y se puso a tocar un clásico. Enseguida otro cogió el micro para cantar, y los demás se unieron a la fiesta.
Seguimos la jornada con una invitación a que oramos unos por otros. Sentados por grupos pedimos al Espíritu Santo que viniera sobre la necesidad que nos compartió nuestro hermano. Para terminar vivimos juntos la Eucaristía, y, los que nos quedamos con ganas de más, compartimos con otros hermanos de la diócesis un evento organizado por la Delegación de Juventud.
Estamos muy contentos al ver la obra que Dios va haciendo en este pequeño núcleo de Valencia. Durante todo el encuentro vimos a la gente sonriente, a gusto, y libre para mostrarse como es. Se creó una atmósfera de auténtica fraternidad. Y, ¿no es esta la obra que el Espíritu Santo quiere hacer el día de Pentecostés? Aumentó la comunión entre nosotros y continuó construyendo nuestra pequeña comunidad, esa comunidad que, si se deja conducir por Él, ayudará a muchos a vivir una fe auténtica y relevante!
David
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