Me llamo Miriam y este año he participado de la primera edición de la escuela de discipulado de la comunidad Fe y Vida. ¡Todo un reto por ser los primeros! El objetivo de la escuela era ayudarnos a alcanzar la madurez cristiana y a eso veníamos: a formarnos, a conocer plenamente la visión de la comunidad, a dejarnos confrontar, a aprender a vivir en nuestra verdad, a enamorarnos más de Dios, a servir a los demás… en definitiva, a crecer como discípulos de Jesús en el mundo de hoy.
La escuela se desarrolla en la casa de la comunidad, Siquem, donde convivimos con otros hermanos. Personalmente, tan solo el compartir el hogar con gente tan diferente ya me ha hecho crecer un montón. ¡Y lo que queda! Te hace ser consciente continuamente de tu miseria (porque salen tus defectos), de que no eres mejor que nadie, que te queda mucho para alcanzar la mejor versión de ti mismo pero, por otro lado, también ves lo que puedes aportar a esta familia: se te ayuda a ver tus dones y tu vocación, a encontrar tu sitio, … y lo más importante, se te quiere tal y como eres.
En este tiempo han venido a formarnos el propio fundador de Fe y Vida, Josué Fonseca, y diferentes personas de la comunidad con experiencia y sabiduría (Sonia, Luis, Adela…). Todos tienen trabajo y familia y semana tras semana nos han atendido y nos han dado lo mejor que tenían: su tiempo y sus propias personas en una entrega desinteresada por la que estoy muy agradecida y reconozco que muchas veces no he valorado lo suficiente. Nos han hablado de teología, de nuestra comunidad, de inteligencia emocional, acompañamiento, liderazgo, los pobres, el futuro de la Iglesia…
Siento que como persona he crecido mucho este tiempo: en paciencia con los demás, generosidad con mi tiempo y mis cosas, entrega… y mi vida espiritual también se ha fortalecido. Cada día le regalo más tiempo a Dios en mi oración, soy más constante en la lectura de la Biblia y crece en mí el deseo de hacer cada día su voluntad. Siento en mí un deseo fuerte de evangelizar, de poder hacer que otros conozcan a Jesús y quieran darle su vida. Quiero darle lo mejor a Él y eso es lo que me gustaría hacer por medio de Fe y Vida.
Ya han pasado casi nueve meses desde que llegué y todavía veo muchos aspectos en los que tengo que seguir creciendo y mejorando en mí. ¡Esto solo es el comienzo! Mi camino como discípula sigue y seguirá toda la vida, pero ahora comienza una nueva etapa: la de darme, servir a la comunidad y anunciar a otros lo que Dios ha hecho en mi vida.
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