No sé si has tenido la experiencia de vivir por un tiempo en un sitio, en otra ciudad, dentro o fuera de España. Llega un punto en que se acaba esa temporada y tienes que volver a tu vida… ¿te suena?

Quizá en esa experiencia hayas conocido algún amor o una muy buena amistad y es muy probable que no os vayáis a volver a ver… ha llegado el momento de la última despedida, ¿Has tenido esa experiencia? ¿Te acuerdas lo que dijiste o lo que te dijo la otra persona? Lo normal es que, en ese momento, si hay algo que no hemos dicho, o si hay algo lo suficientemente importante que queremos repetir… ¡lo decimos!

Jesús tuvo un momento de despedida así con sus discípulos. ¿Sabéis lo que les dijo? Fue justo antes de ascender a los cielos. Y lo tenemos al final del evangelio de Mateo.

Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que os he mandado. Y os aseguro que estaré con vosotros siempre, hasta el fin del mundo.

Mateo 28, 18

Si hacemos un poquito de exégesis sencilla, podemos ver claramente que en este “discurso” de Jesús hay tres ideas muy claras:

  • Tengo autoridad. Es como si les estuviera diciendo a los discípulos “Vosotros habéis visto que tengo autoridad sobre demonios, sobre la tempestad, sobre la enfermedad… pues bien, os voy a mandar una cosa, prestad atención porque TENGO AUTORIDAD”. Es verdad que las personas somos la única criatura que tenemos libertad para no acoger esa autoridad. Me recuerda al “vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que os mando”. La relación con Dios no es de iguales… si la aceptas, es una relación de dependencia. 
  • Haced discípulos. Esa es la segunda idea. Y, ¿cómo se hacen discípulos? Lo dice también: Bautizándoles y enseñándoles… es decir, para ser discípulos hay un proceso de aprendizaje… porque hay que aprender… a obedecer. Y aprender a obedecer significa aprender a escuchar lo que Dios te quiere decir, o sea,  aprender a escuchar su voz pero también es aprender a hacerlo… una vez escuchada su voz, ¡HACERLO! Especialmente cuando no te apetece o no te interesa, o te da pereza…
  • Es una tarea difícil (hacer discípulos)… “pero no os preocupéis porque yo estoy con vosotros, yo os voy a ayudar, yo voy a estar ahí, no vais a estar solos”.

Hace un tiempo dibujé en mi tablet un esquema que, como ingeniero que soy (sí, mi cabeza funciona con esquemas) me ayuda mucho a enmarcar o entender mejor lo que comúnmente llamamos discipulado:

La línea roja es la evolución de nuestro camino de fe. En esa línea distinguimos desde el punto “rechazo a Dios” hasta “santo” y los otros tres puntos importantes son “interés por Dios”, “conversión” y “discípulo o cristiano adulto”. La conversión es un punto de suma importancia, por eso ahí empieza algo distinto, empiezan los triángulos. Y, si quieres llegar a ser un discípulo, hace falta el proceso de discipulado. Desde un poco antes de la conversión pueden estar presentes la oración, la Biblia, los sacramentos y la comunidad; pero es sobre todo en ese proceso de discipulado donde estas cuatro cobran vital importancia. La misión, aunque puede empezar en el proceso de discipulado, donde más sentido tiene es para quien ha completado ese proceso. Una vez eres ya discípulo, tienes que seguir creciendo hasta la santidad.

Si os fijáis en el pasaje de Mateo 28, lo que Jesús quiere son discípulos. ¿Por qué pide Discípulos? Jesús no pide “crear interés por Dios”, no pide “cuenta un poco de mí”… o “lleva una camiseta que diga Dios te ama”. Pide discípulos y yo creo que hay varios buenos motivos:

  • Quiere discípulos porque los discípulos son los que han aprendido a obedecer a Dios, a depender de él, y él como padre que es, sabe que necesitamos depender de él. Es decir, él es Dios y nos ha creado. Y nos ha creado con esa capacidad para conocerle y desearle. No es bueno para nosotros ser nuestros propios dioses. Cuando somos nuestros propios dioses nos destrozamos. Y, ojo, no se trata de que Dios necesite súbditos: Dios no necesita súbditos. No necesita colaboradores. Dios es Dios y no te necesita.Si quiere que le obedezcamos no es porque así subimos su moral, o cubrimos su sentimiento de inseguridad….Si nos pide que le obedezcamos es POR AMOR, porque obedeciendo y dependiendo de Él encontramos nuestro lugar correcto. Porque cuando obedecemos tenemos paz. Y porque todos los demás dioses entre los que puedes elegir (el placer, el dinero, la fama, el éxito, etc)… a esos dioses no les importamos. Pero a Dios sí le importas y tú no estás hecho para ser Dios. Cuando nos pide que hagamos discípulos, es por el bien nuestro y por el bien de todos.
  • Pide discípulos porque el discípulo ha aprendido a alimentarse de Dios, de forma que lo natural en el discípulo es tender a la santidad.
  • Pide discípulos porque los discípulos son los que pueden responsabilizarse de seguir la misión por la que Jesús vino: traer el reino de Dios. 
  • Son los discípulos los que saben colaborar con el Espíritu Santo, BIEN y A LARGO PLAZO. Muchos cristianos pueden ser inspirados por el Espíritu Santo y colaborar con él puntualmente, pero solo los discípulos hacen esa colaboración sostenible. En la Iglesia no necesitamos colaboraciones puntuales con el Espíritu Santo.
  • Son los discípulos los que escuchan su voz (mis ovejas escuchan mi voz).
  • Es a los discípulos a quien Jesús les dice “he venido para que tengáis vida y vida en abundancia”.
  • Son los discípulos (en el evangelio) quiénes ven  COSAS GUAYS: milagros , curaciones y quienes hacen milagros y curaciones EN EL NOMBRE DE JESUS
  • Son los discípulos (en el evangelio) los que lo ven transfigurarse… es decir ven la Gloria de Dios. Son los que tienen confirmación una y otra vez que esta vida no es lo único que hay y que Dios es mucho más grande de lo que somos capaces de ver o entender.
  • Son los discípulos quiénes dejan que Jesús les corrija. Yo creo que lo peor que me puede pasar es morirme, encontrarme con Dios y que me diga “has desperdiciado tu vida”. Los discípulos son los que son guiados de forma que eso no pase.

En resumen, diría que ser discípulo es la única forma de vivir que combina ver cosas guays, tener relaciones significativas, tener gente que te quiere y mucha a la que querer, y hacer todo eso de forma que al final de tu vida no la has perdido. Ser discípulo merece la pena. Y hay una cosa curiosa que pasa: no se entiende la necesidad del discipulado hasta que no pasas por el discipulado.

Jesús pide A SUS DISCIPULOS que hagan discípulos. Si no has avanzado suficiente por el camino del discipulado es normal que no sientas la necesidad de hacer discípulos porque esa llamada no es para ti. A medida que te acercas a ser un cristiano adulto, un discípulo, esa llamada es para ti. Entonces, cuando decimos “hay que evangelizar”, no hay que hacerlo porque hay que hacerlo. Hay que hacerlo porque ayudar a alguien a ser discípulo es el mejor favor que le puedes hacer a ese alguien en esta tierra.

Piensa en cualquier persona de tu entorno que no conozca a Jesús. Si esa persona conoce a Jesús y decide convertirse en un discípulo van a pasar varias cosas. Su vida de repente va a tener sentido. Va a experimentar más paz de la que nunca ha experimentado. Va a ser consciente de que su vida tiene un propósito, de que es amado, de que su vida no la gobierna el azar…. Cada vez hay más gente recurriendo a echadores de cartas, a videntes, a supersticiones tontas… Jesús les va a liberar de todo eso. Y cada vez hay más gente que se siente culpable de los errores que cometió en el pasado… y Jesús es el único que puede liberarles de esa culpa.

Si esa persona conoce a Jesús, Jesús le va a enseñar a ser la mejor versión de sí mismo. No es que vaya a ser buena persona, que quizá ya lo es, es que va a llevar ese “ser buena persona” a una nueva dimensión. Puede ser que esa persona dedique su vida a algo muy noble… pero eso a lo que se dedica, pasará… Si decide ser discípulo lo que construya desde ese momento lo está construyendo sobre un edificio que el mismo Jesús comenzó, y con el que nada puede.

Lo siento, NO DA IGUAL tener a Dios en tu vida que no tenerlo. Creo que, visto desde la lógica del cielo, nos sentiremos súper tontos de no haber ayudado más… porque tenemos lo único que puede salvar sus vidas… como el mismo Jesús decía: no hay otro camino al padre.

Y por eso, porque queremos ser discípulos y queremos hacer discípulos, en Fe y Vida hacemos todo lo posible para que la gente se encuentre con Jesús y pueda tomar esa primera decisión. Y una vez tomada, dedicamos muchísimos recursos a acompañar ese proceso de discipulado que empieza. 

Y tú, ¿quieres hacer discípulos?