Este verano hemos visitado a nuestra comunidad porque necesitábamos coger impulso, renovar… pasar unos días con ellos y hacer un poco de turismo rural por esta hermosa tierra que es Cantabria.

Muchos sabéis de mi afición por el atletismo, trail… Sorprendentemente me encontré por estos lares con una prueba de Ultra-trail llamada Los 10.000 del Soplao. Muchos habréis oído hablar de ella y los que habéis participado sabéis que es muy exigente. El caso es que me aventure a hacerla cubriendo la primera altitud y ,cuando llegas a la primera cima y ves ante ti el inmenso paisaje lleno de vida, comprendes que irse de casa puede parecer tan simple como coger la maleta y salir por la puerta, pero en realidad es una de las decisiones que más dilemas plantea uno en la vida.

Cuando nos vamos de nuestra casa, sobre todo si es lejos, una de las primeras preocupaciones que nos acechan es que pasará con la gente que dejamos atrás. Hacemos planes de futuro y prometemos muchas cosas, pero sabemos que la distancia afectará a nuestras relaciones, que nos distanciará de algunos y nos acercara a otros. La distancia nos hará ver las cosas con perspectiva y nos obliga a darnos cuenta de las cosas que echamos de menos y las que no, a valorarlas en su justa medida.

Existe otra relación por la cual preocuparse, una más profunda, y es que marcharse de casa implica un cambio en la manera de vivir la fe.

No en todos los sitios vamos a encontrar una misa a nuestra medida (ni siquiera en nuestro idioma), ni un grupo de gente que comparta nuestras inquietudes espirituales, ni tampoco la posibilidad de participar en alguna actividad o misión que nos acerque más a Dios, si encajamos o no. Y es en ese momento cuando damos mayor valor a las cosas que teníamos en casa, a esas oportunidades que se nos presentaban para vivir la fe en comunidad.

La vida nos ofrece mil distracciones para mantenernos ocupados. Cuesta centrarse en la vida de fe, descuidarla, sobre todo cuando no tienes a nadie que te ayude a mantenerla. Lo difícil es luchar por ella en un mundo que a veces no te da la oportunidad. Todo es cuestión de buscar, de no darse por vencido y de cuidar la fe, igual que cuidamos las relaciones con amigos, hermanos…

Fuera de casa, y así lo hemos sentido y sentimos, descubres otra manera de vivir la fe, que conlleva más esfuerzos, pero es igual de válida. Porque la fe no está anclada al lugar donde vives, no depende de tu ciudad o situación, sino que viaja contigo sea donde sea, y se encuentran tus hermanos, tu prójimo. Y eso es algo que, como las cosas que realmente valen la pena, no hay que perder de vista.

Y si nos distanciamos de Él cuando la vida se pone difícil, cuesta mucho evitar que una mala actitud tome el control de nuestros pensamientos y gobierne nuestras vidas.

En momentos de una difícil etapa laboral me encuentro con esto:

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.

Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

Santiago 1, 2-4

Tal vez no estamos experimentando persecución religiosa pero el pasado nos persigue, compañeros de trabajo nos maltratan, tenemos padres que no nos aman, esposos/as que no nos honran, hijos que no nos aprecian ni respetan, la economía no nos mantiene o nuestra salud no nos sostiene.

Cerré mi biblia y, siguiendo las instrucciones de Santiago que me (nos) pueden ayudar, me di cuenta de que yo tenía la opción de elegir mi actitud sabiendo cuáles sean las circunstancias que enfrentaba.

Aunque afrontar los problemas con una sonrisa y gozo en nuestros corazones puede ser difícil y teniendo lejos a los hermanos aun más, hacerlo nos fortalece como creyentes y humanos y abre la puerta hacia un cambio que transforme nuestra actitud.

Mi acompañante me dijo una vez, levántate por las mañanas, mírate al espejo y dite a ti mismo ¡Qué majo soy!

Cuando nuestros corazones están enfocados en el lugar correcto, nuestras actitudes también lo estarán. Lo único que podemos perder al optar por una actitud positiva es… la actitud negativa.

Que la distancia no nos haga perder la actitud y que la actitud no sea por la distancia.