… El segundo día de conferencias empezó alabando (¿hay forma mejor de iniciar el jornada?) toda la gente junta en el Royal Albert Hall. Para llegar al evento tenía que cruzar Hyde Park andando, con Alex Navajas que me acompañaba, mientras la lluvia nos iba despertando (no puede ser de otra forma, aquí…).
Además de entrevistar al obispo de Londres (que casó a los príncipes de Inglaterra y conoce de cerca a la familia real británica), la predicación de la sesión plenaria de la mañana corrió a cargo de Christine Caine, miembro de la iglesia de Hillsong Australia y creadora, junto a su marido, del proyecto A21 destinado a la lucha contra el tráfico humano y la ayuda a sus víctimas (principalmente mujeres) con casas de acogida en Europa del Este.
La predicación en cuanto a sus formas estuvo en la línea de Judah Smith. Desarrolló el tema de la transmisión de la fe a las futuras generaciones utilizando la analogía de una carrera de relevos 4×100, donde hacen falta líderes que den el testigo a los jóvenes, dentro de la zona de cambio, y sin que éste se caiga, para no ser descalificados.
Si bien la predicación en sí fue interesante, me impactó sobre todo el testimonio de una persona que, en la propia Australia y durante toda su infancia, fue humillada por su origen griego, violada posteriormente y por tres hombres distintos durante un periodo de unos 10 años, y que, por último, se enteró a los treinta de que ella y su hermano eran adoptados. Me maravilla ver cómo Dios todo lo puede, todo lo cura y todo lo transforma para su gloria: hoy es una mujer casada, dedicada a la predicación del evangelio por todo el mundo, y a la ayuda de otras personas en situaciones desesperadas.
El plato fuerte del día fue Rick Warren. Este pastor es uno de los más importantes en el ámbito evangélico actual. Se ha hecho mundialmente famoso por su libro Una vida con propósito (se trata de la obra más traducida a todos los idiomas después de la Biblia). Fue precisamente él quién oró por Barack Obama en la ceremonia de toma de posesión del cargo de Presidente de los Estados Unidos.
Es difícil por escrito describir lo que Rick Warren te transmite cuando te habla. A mí me impactó. A pesar de ser estadounidense, no necesita gritar ni moverse por todo el escenario para predicar. Sentado puede contarte muchas cosas, de forma sencilla, amena y divertida, pero transmitiendo que lo que dice lo lleva en el corazón: lo ha visto y se fía de ello.
Como ejemplo de lo que habló (que fue muy extenso puesto que también intervino en algún seminario de la tarde y en la sesión plenaria final) os comparto unas pinceladas sobre el “diezmo”. Hablando de las tentaciones de los líderes (lujuria de la carne, orgullo y egoísmo reflejadas en las tentaciones de Jesús en el desierto), explicó que el antídoto contra el egoísmo es la generosidad, constituyendo el diezmo una de las mayores “gimnasias” para ejercitarlo. En su caso particular, al casarse, su esposa y él comenzaron dando el 10% de sus ingresos. Pero querían dar más al Señor, así que, cada año iban subiendo este porcentaje (si había sido bueno, un 2-3% más, si había sido malo, un 0,3-0,5% más). De este modo ¡¡¡hasta llegar al 91% actual !!!
Es cierto que los ingresos por la venta de sus libros son muy altos pero, a pesar del éxito, no han cambiado sus hábitos (viven en la misma casa de siempre, con el mismo coche …) y no cobra salario alguno de su iglesia (nunca lo ha hecho puesto que no le ha hecho falta). Lo que dice es que ha querido ser muy generoso con Dios, pero que nunca le ha ganado. Hasta ahora, el Señor, siempre le ha respondido con muchísima más generosidad de lo que él ha dado. Además, está convencido de que Él le eligió para escribir esos libros porque sabía qué iba a hacer con el dinero. A mí me parece un ejemplo en lo referente al diezmo y algo que que debemos aprender en nuestra Iglesia de hoy.
Ya por la tarde, asistí a otro taller, esta vez sobre comercio (How to be a leader at work… and keep the faith), con la misma estructura de entrevistas a personalidades del mundo de los negocios desde la perspectiva cristiana. El último taller en el que participé era específico para católicos (Leading a catholic parish). Y fue también muy interesante: desde una perspectiva cristiana y basado en la regla que San Benito escribió hace 1500 años, una consultora holandesa da cursos de formación y liderazgo a todo el mundo católico (parroquias, seminarios…).
En este taller estuvo presente Dominique Rey (obispo francés –Toulon- responsable de las relaciones con los movimientos y comunidades de su país) quien nos animó a trabajar el tema del liderazgo, fundamental en su opinión, sin preocuparnos tanto por mantener las estructuras actuales y centrándonos en desarrollar nuevas alternativas para los cristianos modernos.
Os podría contar muchas cosas más pero no quiero enrollarme demasiado. Para terminar me gustaría hacer algunas reflexiones a modo de resumen:
Para ser buenos cristianos hemos de ser personas integradas. Debemos dejar de estar compartimentados y ser cada día más íntegros, con el fin de que Cristo esté presente en todas las áreas de nuestra vida (negocios, familia, comunidad, ocio, …)
El trabajo y los negocios son algo bueno, algo que está dentro del plan de Dios y un lugar donde los cristianos debemos de desempeñar un importante papel: no podemos permanecer al margen. Constituyen un inmenso campo de misión en el que ejercer influencia con nuestro ejemplo y oración, y posibilitando el acceso a Jesucristo de las personas alejadas de la fe.
Las iglesias que más éxito tienen son aquellas que sueñan grandes cosas en el Señor, mantienen una visión clara y creen realmente que Él puede actuar en sus vidas sin miedo a lo que el Espíritu Santo pueda hacer si lo dejan fluir. Con estos ingredientes, ¡¡¡todo es posible!!!
En la oración final, se pidió por que pudiéramos ver a nuestras iglesias y comunidades con ojos nuevos, con un espíritu renovado, con la esperanza y convicción de que el Señor es grande y puede hacer cosas increíbles. Cosas con las que, previamente, tenemos que soñar, confiando luego en Él para que ponga los medios con que llevarlas a cabo.
Amén.
Jairo Alonso
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