Soy estudiante de Magisterio de Primaria y, como otra mucha gente, entré en esta carrera sin tener muy claro si era lo que realmente quería hacer. Finalmente decidí quedarme porque considero que los docentes tenemos la oportunidad de dar forma a las generaciones futuras lo que puede sonar muy inspirador, pero conlleva una gran responsabilidad. Cómo se comporta un profesor puede tener mucho impacto en la vida de los niños. ¿Acaso nadie aquí ha crecido odiando una asignatura, pero cuando la ve en otro contexto vital se da cuenta de que no era tan horrible?

En mi carrera se espera que seamos capaces de transmitir los valores de la sociedad a los niños incluso si estos no concuerdan del todo con mis valores personales. Y da la sensación de que tengo que dejar mi fe en la puerta antes de entrar en clase o, al menos, permanecer en silencio porque no van a estar interesados en lo que pueda aportar.

Esto es algo que puede llegar a ser bastante desmotivante en el día a día. ¿Cómo puede ser que la gente no quiera escuchar sobre aquello que a mí me ha salvado? Sin embargo, hay términos que están empezando a sonar con frecuencia en las clases a las que asisto que me hacen sentir que no lo tenemos todo perdido.

El Modelo de Resiliencia en las Aulas

A estas alturas, y más si llevas un tiempo leyendo lo que comparte Fe y Vida, sabrás de sobra qué es la resiliencia, pero quizás no hayas oído cómo esto se aplica a las escuelas.

Los conceptos que este modelo sigue son los siguientes:

  • No se te tiene que dar bien todo. Trabaja lo que sí y reconcíliate con lo que no.
  • Debemos buscar nuestras fortalezas. Siempre va a haber adversidades, pero hemos de buscar la forma de salir fortalecidos de ellas.

Se ha llegado a la conclusión de que trabajar desde este enfoque es mucho más motivador. A mí, personalmente, me alegra mucho que se planee educar a los niños así, pero me alegra más saber que no es algo nuevo para mí. Desde que tuve mi conversión he estado oyendo hablar de esto. Desde que estoy en esta comunidad estoy trabajando lo de reconciliarme con mis defectos e intentar sacar potencial a eso que yo puedo hacer para ayudar a los demás. Así que me alegra que se vaya a trabajar algo así también con las personas más jóvenes y, si a mí me preguntan si se puede llegar a ser una persona resiliente porque lo has aprendido en la escuela, diría que probablemente sí pero, por experiencia, es más fácil cuando tienes a Dios a tu lado.