Esta Semana Santa, Mile, Cova y yon fuimos con Dolos, a celebrar la Pascua con los hermanos de Granada a la Alpujarra.
No tenía muchas expectativas, ni si quiera sabía lo que iba a hacer y, sinceramente, mis ganas disminuían a medida que nos acercábamos a Granada. Mi ilusión era ver a la gente de allí, siempre logran que me sienta en familia y ya hacia varios meses que no veía a muchos de ellos.
Al llegar se respiraba un ambiente de tranquilidad que me ayudó a calmar mis nervios. Me decían que de esta Pascua debía esperar tener un encuentro cercano con Jesús, de una forma u otra, y realmente yo no sabía qué pensar.
Recuerdo despertarme la primera noche para ir a la hora de vela, eran las 6 de la mañana y para mi sorpresa durante toda la madrugada los jóvenes, en su mayoría adolescentes, se habían turnado para tener un momento de oración ante el Santísimo. El ambiente acogedor, de paz, que se había creado, me permitió sumergirme en mi oración personal. Le pedí a Jesús que me ayudase a vivir esta Pascua porque me preocupaba haber cruzado el país y que no me sirviese de nada.
El sábado por la mañana, durante el desierto, hubo un momento de reflexión, nos repartieron un texto acompañado de una imagen que mostraba a la Virgen Maria cogiendo en brazos a Jesús muerto. Me pareció desagradable ya que me resulta difícil ver sufrir a Jesús de esa forma, pero lo mas impactante fue darme cuenta de la fe que tenía Maria, en ese instante quise llegar a tener una fe como la suya.
Disfruté de todos los momentos en los que pude hablar sobre la fe con otros jóvenes de mi edad, del vía crucis (nunca antes había asistido a uno) y de los oficios, pero, sobre todo, disfruté de la vigilia.
Quizá fue porque no me esperaba que la celebración fuera así o quizá porque me sentí más unida a mis hermanos por compartir la alegría de la resurrección. Pero esa noche experimenté que había algo especial allí, y comprendí finalmente el sentido de la Pascua.
De esta experiencia me llevo el darme cuenta de que el Señor escuchó mi oración: Ha sido uno de los momentos más especiales que he vivido.
¡Y espero impacientemente la próxima Pascua!
Claudia
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