Todos sabemos de la importancia de la eucaristía en la vida cristiana pero, al menos para mí, hay momentos en los que llega a convertirse en algo rutinario: un conjunto de símbolos y ritos repetidos de una forma automática, en los que no siempre encuentro el sentido profundo de lo celebrado. Esto no puede ni debe ser así puesto que en la eucaristía celebramos el centro de la vida cristiana, entrando en comunión con el propio Cristo.
En este contexto, se me planteó hacer un retiro sobre el tema con el fin de profundizar en estos Misterios, al cual acudí con mi mujer, aprovechando los días del puente de la Constitución. Nos juntamos en el monasterio del Soto (Soto-Iruz) un grupo de unas quince personas. Este retiro, organizado desde la parroquia de la Asunción, estaba dirigido por Fernando (sacerdote salesiano de Valencia dedicado, entre otras cosas, a la formación de los profesores de los colegios de su Orden).
En realidad, de lo que se trató fue de celebrar una eucaristía en un día y medio, deteniéndonos en cada parte con calma para que pudiera ser vivida en toda su plenitud. Dicho así parece que fue muy largo pero a mí, personalmente, se me hizo una misa muy corta. Además, todo el retiro estuvo muy marcado por los símbolos que nos ayudaban a interiorizar la experiencia de la mejor forma posible. Esta parte es siempre un poco costosa (sobre todo si tienes cierta limitación con los temas artísticos, como es mi caso) pero lo cierto es que los resultados fueron muy chulos.
Hubo varios momentos importantes para mí en el retiro. El primero fue el reconocimiento de nuestros pecados planteado desde la pregunta “¿qué es lo que más me aleja de Dios y de los hermanos?” Significó un momento de gracia el darme cuenta que, a pesar de saber que Dios es amor y misericordia, yo sigo con miedo y desconfianza de que su plan se lleve a cabo en mi persona. Darme cuenta que tengo áreas de mi vida que no le he entregado realmente porque aún me creo capaz de poder solucionarlas yo con mis propias fuerzas. Esto me sirvió para arrodillarme ante Él y entregarle todos los rincones de mi existir puesto que sin Cristo, nada podemos.
La Liturgia de la Palabra fue otro momento fuerte del retiro. Meditamos la lectura que correspondiente a ese día con la Lectio Divina. Fue muy bonito y enriquecedor, en la puesta en común, contemplar lo que la Escritura decía a cada uno según lo experimentado personalmente.
La parte del Credo resultó interesante también, ya que cada participante tuvo que elaborar el suyo particular: allí donde estuviese el fundamento verdadero de su vida de fe. Esto da la oportunidad de reflexionar sobre “tus pilares”, aquello que te sostiene y es la base de todo.
Entrando ya propiamente en lo que es la liturgia de la eucaristía, también se concedió una importancia especial al Padre Nuestro. Cada participante meditó una frase de la oración, que luego compartió con todos. En conjunto, pudimos darle un sentido mucho más amplio a una plegaria que rezamos normalmente de memoria pero que tiene mucha tela que cortar….
Finalmente la Bendición del pan y el vino. El pan fue amasado con la harina que todos fuimos echando a un cuenco con nuestras peticiones: hermosa manera de compartir en comunidad el Cuerpo y la sangre de Cristo.
Hubo muchos más detalles, símbolos y gestos, que nos ayudaron a interiorizar todo lo vivido, favorecido igualmente por un ambiente muy agradable y propicio. Yo también destacaría a la gente que participó del retiro. Fue una mezcla muy interesante: gente de parroquia, Acción Católica, Fe y Vida…, Cada uno con una forma distinta de vivir la fe pero que, puestas en común, hacían que la experiencia final resultase mucho más enriquecedora.
Ahora que han pasado unos días y he podido digerir este tiempo, creo que el balance ha sido muy positivo. La eucaristía participada así no tiene nada que ver con una misa dominical tradicional. Es más, como ya compartí en el retiro, para mí esta forma de vivirla debería hacerse regularmente y dedicar un día completo a experimentar cómo este sacramento puede ayudarnos en nuestra relación con Dios.
Chao !!!!!!!
Jairo.
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