La primera vez que oí hablar de IMPACTO fue el año pasado cuando Sonia y otras personas de la comunidad de Fe y Vida vinieron a presentar el campamento a mi parroquia. Me pareció interesante pero no me animé a ir. Este año, después de una desilusión en otro campamento, mi madre me insistió en venir para “recuperarme”. La verdad es que no tenía ninguna intención en volver a una convivencia que tuviese que ver con Dios pero la cosa es que acabé inscribiéndome. Después de cuatro días de oración, talleres, buena compañía e interesantes actividades puedo decir que IMPACTO es lo mejor que me ha pasado este verano. Es genial como te hacen ver que la fe no es algo aburrido, anticuado o de gente “rara”.
Los conciertos con música cristiana es algo que me llamó mucho la atención y que acabé disfrutando.Nunca creí que la música podría ser capaz de conectarme de esa forma con Dios.
El tiempo con los mentores fue también un punto fuerte del campamento. La confianza y el diálogo que había en los grupos hacía sentir a cualquiera a gusto y escuchado. Los temas de los talleres y como eran explicados me hicieron reflexionar mucho sobre mi vida y como la estaba yo orientando, y me di cuenta que he estado dándole la espalda a Dios la mayor parte de mi vida. Si tuviera que quedarme con uno elegiría el de “Me gusta”, por como lo dio Antonio y porque es un tema que a nosotros los jóvenes es muy conveniente que nos recuerden a menudo. Otra cosa que me encanta es la importancia que se le da a la oración, algo tan importante como hablar con tu padre y que muchos ignoramos por pereza, porque creemos que en el fondo da igual hablar o no con Dios o porque nunca nos hicieron ver lo bien que se siente uno orando al menos 15 minutos al día. La oración diaria creo que es lo mejor que me he llevado de IMPACTO.
Podría decir muchas cosas que me encantaron del campamento y una sola que no me gustó: Lo corto que fue. Fueron cuatro días cortos pero intensos. Cuatro días en los que volví a tener confianza en Dios, en los que aprendí que soy imperfecta pero que aún así Dios me ama porque soy su hija. Cuatro dias en los que me di cuenta que esperar al chico indicado no es un sacrificio, si no una muestra de amor y entrega total. Cuatro días en los que aprendí a cantarle a Dios, a orar, a vivir mi fe sin miedo y a seguir a Jesus toda mi vida.
Sofía