Pues parece que fue ayer pero ya va pasando el tiempo desde aquel primer viaje que hice a Eslovaquia allá por el 2017 durante el encuentro anual de ENC en el que entramos a formar parte de forma provisional.

Desde los inicios de la comunidad, Josué siempre ha estado en búsqueda de una familia espiritual para Fe y Vida. Ya en nuestros comienzos, el concepto de comunidad no era entendido por todos dentro de la Iglesia católica al no ser una parroquia ni una orden religiosa que, para más inri, estaba liderada por un laico casado y con hijos. Por eso, encontrar una familia, un refugio, un lugar de iguales donde puedas ser ayudado en tus retos y acompañado en tus momentos bajos, ha sido una constante en nuestra historia.

En todos estos años ha habido varios intentos y acercamientos a diferentes grupos y comunidades pero, por un motivo u otro, la cosa no cuajaba. Me acuerdo que en 2014 nos enteramos de un encuentro que tenía lugar en Malta. Se decidió que fuera a ver qué contaba esa gente pero, de camino al aeropuerto para coger el vuelo, tuve un accidente de tráfico (afortunadamente sin consecuencias físicas) que me impidió coger el avión. Yo le preguntaba al Señor: ¿por qué no quieres que vayamos? Esto es para tu reino, ¿no?

El tiempo avanzaba y un buen día, allá por 2015, Josué recibe un vídeo por Whatsapp de un rudo austriaco que le invitaba a conocer el ENC, organización de la que era presidente y en la que nuestro buen amigo común Alfonso Cherene decía que podríamos encajar muy bien. Encontramos algo inesperado. Un grupo de cristianos con un corte carismático y ecuménico a la vez (que cosa más rara) que hablaban de las comunidades de la tercera vía (ni parroquias, ni órdenes religiosas, sino comunidades de laicos). Aunque sonaba muy bien, con rasgos en los que nos podíamos identificar, casi todas las comunidades eran de Europa del Este y nos parecía imposible poder tener relación con gente a tanta distancia y trasfondos culturales tan diferentes al nuestro.

El caso es que en 2016, dos personas de la organización nos visitaron durante el ENE de Salamanca. Se tomaron la molestia de venir (sin hablar español) y conocernos más de cerca. Allí tuvimos una reunión con ellos ya hablando más en detalle de la organización y lo que supondría formar parte de ella. ¿Y si fuera esta la familia que estábamos buscando?

Por eso decidimos probar, así que me enviaron a mí de avanzadilla a Eslovaquia, a ver qué se cocía. Total, en el peor de los casos, perdíamos el coste de un billete de avión. Es para mí muy difícil explicar lo que allí pasó. Tener el sentimiento de estar en casa desde el primer momento. Fui muy acogido por todo el mundo. Todos querían hablar conmigo y saber de nuestra comunidad y de España. Para mí fue la confirmación de que estábamos en el sitio adecuado.

Desde entonces han pasado muchas cosas (incluida una pandemia), y es momento de hacer balance, porque el periodo de prueba se termina y es momento de decidir si pasamos a formar parte de la organización como miembro de pleno derecho, abandonando el status de provisional. Yo lo resumiría en que, la familia espiritual, es como la familia de sangre. Que no es perfecta pero que el amor está presente y compensa las imperfecciones de los miembros.

Como intuíamos, entenderse con gente de culturas tan distintas no era un tema baladí. Además, hay muchas comunidades cuyos orígenes están en la Renovación Carismática por lo que el mundo carismático está muy presente es bastantes comunidades (aunque no en todas por igual), con todo lo bueno y malo que eso puede significar a la hora de relacionarse. Todo esto hacía más patente que la eclesiología de Fe y Vida no es muy común y no todas las comunidades la comparten.

A pesar de estas dificultades que comento, cada vez que vengo de una reunión o un encuentro, vengo dando gracias a Dios por todo lo vivido y aprendido. Por el soplo de aire fresco que el Espíritu Santo insufla en mi corazón al ver las cosas tan grandes que el Señor hace por toda Europa y por el privilegio que supone estar en medio de cosas que, de no ser por el ENC, no tendríamos de primera mano.

Poder ayudar de forma directa a comunidades ucranianas en este conflicto bélico. Conocer cómo funciona Charis por dentro. Tener acuerdos estratégicos con grandes comunidades como La Espada del Espíritu, la asociación de comunidades norteamericanas (de la que Aleluya es miembro fundador) o comunidades de Uganda. Que una veintena de chavales de una escuela de discipulado de Suiza vengan a IMPACTO. Conocer de primera mano el avivamiento de Asbury… Estos son solo algunos ejemplos de lo que formar parte de ENC nos ha aportado en todo este tiempo.

Por eso, la comunidad decidió dar el paso y, durante el encuentro anual de noviembre de 2022 en Wroclaw (Polonia), la comunidad pasó a formar parte de los miembros de pleno derecho en una ceremonia sencilla pero muy emocionante, al menos para mí. Fue una suerte poder vivir ese momento con veinte miembros de la comunidad que se animaron a la aventura. Ese día entendí el accidente de tráfico camino al aeropuerto de 2014. Aquel no era el momento pero ahora sí lo es. Está claro que los tiempos del Señor no son los nuestros… Cuánto por aprender todavía.

Pero en realdad esto no ha hecho más que comenzar. Es como cuando te comprometes con la comunidad. No es el final o la meta. En realidad es el principio del camino hacia el Señor. Y yo me pregunto: ¿y si en realidad no es tan importante lo que recibimos del ENC si no lo que podemos aportar como comunidad a la red? ¿Y si el Señor quería una familia para nosotros pero no solo para recibir sino para dar de nuestra visión y completar así deficiencias que hubiera?

Aquí empieza el reto, y ese reto nos compete a todos los miembros de Fe y Vida. No por no hablar inglés ya te puedes escaquear. No, no… nuestra visión puede ser de mucha ayuda, también fuera de nuestras fronteras. Reza, reza sin descanso para que el Señor nos muestre el camino correcto como comunidad porque tú también eres una parte fundamental de todo esto. Al Espíritu Santo se le entiende en todos los idiomas, por suerte para nosotros… Cuento contigo para esa labor.