Desde los inicios de nuestra comunidad hemos experimentado que el “compartir nuestros bienes” es algo a lo que “el Señor llama a los que le buscan”. Históricamente hemos colaborado en proyectos puntuales con organizaciones como Cáritas, Manos Unidas… o a través de contactos conocidos, como sucedió en el caso de subvencionar los salarios de 8 profesionales sanitarios en un hospital pediátrico de Argentina durante 2 años, el mantenimiento de un comedor para 100 niños en Colombia (9 años), el sostenimiento de una misionera en Bolivia durante 7 años y numerosas ofrendas a nivel individual.

Aun así, hemos echado en falta siempre tener algún proyecto de atención social al hermano que tenemos cerca y que complete la parte horizontal de la cruz. Algo en el fondo de nuestro corazón siempre ha suspirado por poder atender las necesidades primarias de las personas más necesitadas que comparten nuestra fe, reducir en la medida de lo posible la brecha económica y social que vemos con algunos hermanos con los que vamos encontrándonos en el camino desde la fraternidad a la que somos llamados.

Analizando situaciones puntuales de personas, en este caso, cercanas al núcleo de Cantabria nos encontramos con tres hermanos inmigrantes con circunstancias difíciles por diferentes motivos viviendo en habitaciones de alquiler y con los que llevábamos años de relación, apoyo personal, participando en la vida comunitaria y dando pasos a nivel de fe.

¿Y si pudiéramos dar un hogar a estas personas? ¿Y si pudiéramos habilitar un espacio en el que ellos fueran protagonistas y se sintieran en su casa, no meros inquilinos? Un hogar en el que pudieran vivir con gente cristiana, que comparta los mínimos básicos de fe que supone un estilo de vida determinado, que sus compañeros de piso no sean desconocidos, sino hermanos.

En muchas ocasiones acceder a un alquiler resulta imposible: la falta de nómina, ingresos inseguros, situaciones irregulares, etc. Por eso se plantea que sea la comunidad la que alquile y quien gestione qué personas participen del proyecto. Aspiramos a poder dar una cobertura más global, pudiendo ayudar en otros ámbitos como el apoyo para normalizar su situación legal en España, la atención espiritual, acompañamiento, atención sanitaria, relación social…

Decidimos empezar la experiencia el día 1 de Julio. Los tres candidatos han acogido con mucha alegría y esperanza el proyecto. Se ha elaborado un contrato social con ellos donde se explican los compromisos que deben adquirir por su parte para que su estancia sea lo más fructífera y pacífica posible.

A grandes rasgos, este es el humilde proyecto que hemos comenzado en la comunidad. Veremos dónde nos lleva esta aventura de Dios. Soñar es gratis y puede ser que el día de mañana haya más “Hogares de Fe y Vida” en diferentes puntos de España dando respuesta a situaciones difíciles de hermanos nuestros en la fe. Os pedimos a todos oración para seguir buscando la voluntad de Dios en todo lo que hagamos.

Anabel y Jairo