El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que la Biblia es «alimento de la vida espiritual, y todos los cristianos deben tener un fácil acceso a la Sagrada Escritura» (CIC. 131).

La Palabra de Dios forma parte de nuestra vida de fe, a través de ella el Señor se comunica con nosotros. La Palabra nos da fuerza, vida, luz, santidad, protección, sabiduría, alimento, Dios, fe, confianza, salvación, verdad, conversión, esperanza….

Por tanto, todo el que oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca.

Mateo 7:24

Desde hace ya un par de años la Palabra de Dios también ha entrado a formar parte de nuestra vida comunitaria. Un grupo de personas de la comunidad, comprometidas y pertenecientes a la familia, nos reunimos en célula (grupo pequeño) para conocer mejor la Palabra de Dios, leerla y meditarla, como medio para el encuentro con Jesús.

Lo hacemos a través de la “Lectio Divina”, que significa “lectura orante de la Palabra de Dios”, es un diálogo con Él, que interpela nuestra vida. Es un método de oración, que nos lleva a un encuentro personal con Dios, una forma que nos enseña a leer, meditar y vivir la Palabra. Y le añadimos el “plus” comunitario porque lo hacemos de forma compartida.

De una forma muy sencilla, quincenalmente, nos unimos para leer un pasaje de la Biblia y compartimos lo que nos dice y nos interpela en nuestra forma de pensar y de actuar. Decidimos escoger el evangelio del domingo, de forma que también nos prepara para estar más receptivos en la Liturgia de la Palabra dentro de la Eucaristía.

Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón.

Colosenses 3:16

Y quizás os estéis planteando poder participar pero no sabéis ni conocéis mucho de la Palabra de Dios, o puede que nunca hayáis leído la Biblia. No pasa nada, no es condición, la única condición es estar dispuesto a ello y estar abierto a aquello que la Palabra nos quiera decir. También tener disposición de quererlo compartir, porque también nos habla a través de lo que la Palabra le dice al otro, y es algo que tenemos que acoger y no nos lo podemos perder.

La exposición de tus palabras nos da luz, y da entendimiento al sencillo.

Salmo 119:130

¿Cómo lo hacemos?

La reunión dura una hora y media. Invocamos al Espiritu Santo y pasamos a compartir dos momentos en los que intentamos responder de forma personal e individual a cuatro preguntas. Es importante tener un cuaderno donde ir anotando todo lo que el pasaje nos dice, enseña y compromete. Anotamos la fecha y el pasaje de la Biblia e iniciamos el primer momento en el que damos respuesta a las dos primeras preguntas:

¿Qué dice la Palabra de Dios? Cada uno se lee el pasaje y describe de forma objetiva lo que dice la Palabra de Dios, qué sucede, quiénes participan, dónde ocurre…

¿Qué nos dice la Palabra de Dios? Aquí se responde de forma subjetiva sobre lo que Dios nos dice a cada uno de nosotros sobre nuestra vida a través del texto.

Hecho este trabajo personal pasamos a compartir lo respondido a cada una de las preguntas, es el momento en el que el Señor también nos habla a través de lo que ha inspirado al otro. Una vez compartidas las respuestas pasamos al segundo momento en el que se dan respuesta, de nuevo, de forma personal e individual a las otras dos preguntas:

¿Qué le digo yo a Dios? A esta pregunta se responde a través de lo que nos invita el pasaje a decirle a Dios. El texto puede suscitar varios tipos de oración: alabanza, acción de gracias, adoración, petición, perdón….

¿Qué me llevo? Es la parte en la que se concluye el estudio del pasaje anotando el propósito o compromiso al que nos lleva la Palabra de Dios.

No se contenten solo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica.

Santiago 1:22

Volvemos a compartir lo suscitado con estas dos preguntas y nos animamos unos a otros a poderlo llevar a nuestro día a día.

Una vez más ponemos en práctica lo de llevar la fe a la vida y darle vida a nuestra fe. Es una forma sencilla de hacer comunidad alrededor de la Palabra de Dios, una oportunidad de acercarnos a ella más allá de su sola lectura y para algunos supone la primera vez que ven la Biblia como un elemento de profundización y alimento de nuestra vida de fe y relación con Dios.