P1030340La vida comunitaria tiene momentos especiales, en los que se hace más evidente lo que dice el salmo: “que buenos es habitar los hermanos juntos en armonía” (Sal 133, 1) Hoy me gustaría contaros uno de ellos.
El 26 de diciembre pasado dos matrimonios de Cantabria nos dirigimos a visitar a nuestros hermanos de Granada. A pesar de las fechas, nos animó el período  de vacaciones escolares que algunos de nosotros y de ellos tienen la suerte de disfrutar en Navidad. 
Llegamos ese mismo jueves, después de ocho horas y media de viaje, y ya tuvimos suerte de poder juntarnos con algunos hermanos que se pasaron por casa de Jesús y Bemi, donde estuvimos cenando juntos, a saludarnos y charlar un rato. Después nos acompañaron hasta Cenes, un bonito pueblo a las afueras, ya en la carretera de Sierra Nevada. Dani y Marta, que no se encontraban  en su casa esos días, tuvieron la amabilidad de dejarnos su casa para que nos quedáramos los cuatro juntos: fue un placer y un privilegio que les agradecemos un montón (además de la nevera llena de cosas muy muy ricas…).P1030373
 
En realidad los tres días enteros que allí estuvimos dieron para todo: fueron intensos. Sí que paseamos una mañana por el Albaicín, espléndido en esos días soleados de invierno, y también fuimos en otro momento a “patear” un poco por los conocidos barrancos de Monachil, pero la inmensa mayoría del tiempo lo dedicamos a compartir y orar. ¡Hay tantas cosas por las que hacerlo! El hecho de comer prácticamente cada día en una casa nos ayudó a entrar más en comunión con cada uno de los matrimonios (quiero dar gracias a nuestras magníficas anfitrionas: Teresa, Ruth, Bemi, Aida, Marta…) y familias, que, verdaderamente nos hicieron estar como en casa.
En realidad, nos sentimos una sola carne, aunque esté separada por casi 900 km. de autovía, y lo mejor de todo es que nuestros corazones laten juntos por el mismo proyecto de Dios: llevar el Mensaje del Evangelio a este país, a través de la inserción en la cultura actual y la vida comunitaria…P00000
 
El viernes por la tarde estuvimos en el grupo de jóvenes y luego en la asamblea comunitaria. Con los primeros decir que, como siempre, fue una gozada. Es precioso ver como el Señor hace maravillas entre estos chicos y chicas, el deseo que tienen, a pesar de las dificultades, de ser coherentes en su relación con Jesús en medio de un ambiente tan difícil como el que les rodea.
La reunión de oración fue cosa aparte. Me encantaron sobre todo los cantos y la fluidez de la alabanza: 60 personas o más juntándose para ensalzar al Señor es un acto de enorme trascendencia para la ciudad y para su Iglesia. La predicación corrió a cargo de Josué, que nos habló de la necesidad de tener una experiencia real de Dios en nuestras vidas, y de la llamada a la vocación que Él nos hace. Finalmente el acto terminó con una cena en común: el amplio salón de la parroquia de San Emilio desbordaba de adultos y niños, de risas y del gozo de estar unidos.P1030348
 
Volvíamos el domingo cansados y con un poco de pena por la separación. Una parte de nuestro corazón está ya allí para siempre, y sentimos que, sin ellos, nuestra vida ya no podría estar plena ni completa. Ese es precisamente el misterio y el gozo de la vida en común y la Buena Noticia que queremos comunicar.

Anabel