Terminan las vacaciones de verano y, al retomar las clases, una chica parece que sobresale por encima del resto de compañeros. Puede que sea el moreno de su piel, o su nuevo corte de pelo que hace destacar alguno de sus rasgos, pero el caso es que ha llamado tu atención el primer día de clase. O tal vez te has encontrado con un nuevo compañero que te ha alegrado la vuelta al trabajo. Es muy simpático y parece que tú le caes bien. El caso es que casi desde el primer día hacéis lo posible por coincidir en el rato del café. Desde siempre las personas nos hemos sentido atraídas unas por otras y aunque las leyes de esa atracción no estén muy claras es obvio que es así.

Los cristianos no estamos fuera de esa ecuación y lo cierto es que la mayoría de nosotros terminaremos optando por el matrimonio como nuestra opción de vida. ¿Cómo debemos responder cuando nos sentimos atraídos por otra persona? ¿Nuestra condición de cristianos debe marcar la manera en la que iniciamos una relación de pareja? Es importante tener claros algunos conceptos si decidimos comenzar una relación con otra persona para que esta relación pueda ser lo más fructífera posible.

Propósito

Lo primero que debemos tener claro es que el noviazgo está siempre encaminado hacia el matrimonio. No podemos utilizar a la otra persona para satisfacer nuestras necesidades de ocio, cariño, afectividad o atención y dejarla de lado cuando ya no cumpla ese objetivo simplemente para pasárnoslo bien. El noviazgo es el inicio de un camino y para ello debemos tener claro dónde queremos llegar. Es importante evitar hacer daño a alguien innecesariamente y que tampoco nos lo hagan a nosotros.

Posiblemente lo más importante de esa relación y lo que va a fundamentar todas sus reglas es el hecho de que queramos vivirla desde nuestra condición de seguidores de Jesús. Esto ya va a marcar unas bases que van a hacer que la relación discurra por unos cauces muy determinados y por eso es necesario que los dos queráis vivir esa relación en clave de fe. Si no es así os vais a encontrar con muchos problemas.

Conocimiento

Durante el tiempo de noviazgo deberías esforzarte en conseguir información de la otra persona y permitir que también te conozca. Incluso podría ser algo que hicieses antes de “formalizar esa relación” para evitar invertir tiempo en alguien con quien es posible que no tengas mucho futuro. Conocer cuál es su proyecto de vida, sus motivaciones, sus aficiones, la manera en la que le gusta pasar su tiempo libre, son elementos que nos hablan del tipo de persona que tenemos delante y muy probablemente de la persona en la que se va a convertir pasados los años. De la misma forma es necesario, aunque a veces nos pueda parecer incómodo, tener relación con su familia. La manera en la que se relacionan sus padres y sus hermanos habitualmente nos da mucha información de esa persona y, aunque nos cueste reconocerlo, con el tiempo acabaremos pareciéndonos a nuestros padres mucho más de lo que nos imaginamos.

Si te fueras a vivir con tu pareja, ¿qué pregunta le harías?

Un buen consejo es que os involucréis juntos en proyectos o trabajos. Puede ser algo serio como un voluntariado o algo más simple como pintar una habitación u organizar una cena con amigos. Observa cómo se desenvuelve tu pareja cuando tiene que organizar algo o cuando un plan se tuerce. O simplemente cómo reacciona cuando está cansado ¿Es alguien con iniciativa? ¿Tienes que tirar de él o de ella para levantarle del sofá? No todo van a ser paseos y tomar cafés. Es necesario conocer a esa persona en situaciones reales de la vida diaria. Las personas son lo que son y lo más probable es que sigan así. Si esa persona con la que estás tiene un defecto que no soportas o no te trata de la manera en la que te gustaría que lo hiciese, debes saber que eso continuará así el resto de vuestras vidas. Por eso es importante no apoyar esa relación en la ilusión de que vas a conseguir que tu pareja cambie esos comportamientos.

Opiniones objetivas

Estas cuestiones son importantes para que la imagen que tenemos de la otra persona sea lo más realista posible. Cuando nos sentimos atraídos por alguien normalmente esa atracción distorsiona nuestra percepción de la realidad y es necesario tener claro qué es lo que nos vamos a encontrar si nos planteamos comenzar un proyecto de vida con otra persona para que así nuestra opción pueda ser lo más objetiva posible.

Escuchar lo que los demás piensan de esa persona y de vuestra relación es muy interesante. Pregunta a tus amigos cómo te ven desde que estas con ese chico o con esa chica. Escúchales cuando te hablan de él o de ella y trata de comparar su visión con la que tú tienes. Son personas que te quieren y que desean lo mejor para ti y su visión te puede ayudar a conocer mejor al chico o la chica con la que estás y cómo eres tú cuando estás con esa persona.

Castidad

Como ves en todo este proceso es muy importante tener claro cómo es la persona con la que mantienes esa relación de noviazgo y de la misma forma también es importante mostrarte tal y como eres, sin engaños, sin adornos. Darte a conocer con tus virtudes y con tus defectos. Por eso una cuestión crucial es la edad a la que es aconsejable iniciar una relación de este tipo. Hoy en día ya desde muy temprana edad, nada más iniciar la adolescencia, los chicos y las chicas comienzan con el juego de tú me gustas y yo a ti también. La atracción por el otro sexo empieza a cobrar importancia y empujados por la presión social (y hormonal) los adolescentes comienzan a tener sus primeras experiencias de pareja. La adolescencia es una edad compleja en la que nuestro cerebro continúa en formación, nuestra personalidad no está del todo definida y aún tenemos unos cuantos años por delante para que las líneas maestras de nuestra vida se asienten. Por eso no es una buena etapa para intentar construir un proyecto con otra persona y más si tenemos en cuenta que lo más común es que nosotros tampoco tengamos claro cómo queremos que sea nuestro propio proyecto. Por eso es aconsejable no tener prisa por iniciar un noviazgo. Terminada esa etapa de la adolescencia empezamos a tener una idea más clara de cómo queremos que sea nuestra vida. De esta forma, si tenemos la paciencia suficiente con nosotros mismos y con la otra persona evitaremos heridas innecesarias en relaciones que no llevan a ninguna parte.

Y por supuesto, uno de los grandes problemas del noviazgo es mantener la castidad. Nuestra sexualidad es la parte más íntima de nuestro de nuestro ser y por eso no puede ser regalada a cualquiera. Debemos esperar un compromiso serio por parte de esa otra persona y tener claro que nos queremos entregar. A veces entre los cristianos nos engañamos pensando que, como nos tomamos nuestro noviazgo de una forma seria y nos respetamos mutuamente ya se da el marco necesario para tener relaciones sexuales, pero eso es una mentira. El matrimonio, como compromiso solemne entre dos personas y delante de las personas que más te importan es el marco en el que deberíamos compartir nuestra sexualidad con nuestra pareja. El “dar todo nunca puede ser anterior al prometer”.

Esperar está dentro del orden de Dios. Es bueno que sea así, pero también es difícil. Por eso es importante tener en cuenta algunos consejos que te pueden ayudar a mantener una relación casta durante el noviazgo:

  • Tened claro que los dos queréis seguir por ese camino y que deseáis esperar hasta el matrimonio para tener relaciones sexuales. Si uno de los dos lo tiene claro y el otro no, se van a producir situaciones complicadas.
  • Cuando el cariño normal empieza a convertirse en deseo, para. Cuanto antes lo hagas será más fácil. Evita tocar las partes del cuerpo de tu pareja que habitualmente están tapadas por un bañador. Hay momentos en los que dar marcha atrás es muy difícil. Evitad situaciones de intimidad en las que la posibilidad de mantener relaciones sexuales sea algo real. A veces pretendemos llegar hasta el borde de una catarata y no caer.
  • Habla con tu acompañante y con tu confesor de cómo va tu relación. Saber que “rindes” cuentas a alguien te ayudará a controlar mejor tus impulsos.
  • Fijad ciertos límites en vuestra relación y no los traspaséis. Cuando damos pasos hacia delante luego es muy difícil dar pasos hacia atrás.
  • Cuida mucho tu vida espiritual. Ora, ve a misa, confiésate y no faltes a las reuniones de tu Comunidad, Si una pareja reza junta, es mucho más difícil que luego haga algo que desagrade al Señor…

Conclusiones

El noviazgo es un tiempo difícil pero apasionante, por eso es importante dedicarle la atención necesaria. Ten claros cuáles son los fundamentos de tu vida, no tengas prisa en comenzar una relación, ocúpate en conocer lo mejor posible a tu pareja en todos los ámbitos de la vida y date a conocer de forma sincera, esfuérzate por mantener el control con respecto a tu sexualidad y cuida de manera especial tu vida espiritual.

Lo que viene después del noviazgo también es complicado, pero va a constituir uno de los mayores apoyos de tu vida, y, si te sale bien, también de tu felicidad: ¡Vale la pena prepararlo bien!