j1Esta es una serie de sucesos que acontecieron en mi vida a la temprana edad de ocho años, hasta que cumplí los 15, sucesos que encendieron el fuego de mi creencia en Cristo Jesús y en su verdad. 

Mis manos todavía tiemblan cuándo escribo y tengo que revivir estos terribles recuerdos, aunque me siento preparado para narrar con nitidez mi experiencia espiritual en medio del odio brutal, del horror de la guerra, hasta el inexplicable consuelo de Dios.

La paz sea sobre las cenizas de aquellos hombres, mujeres y niños que perdieron sus vidas durante los crueles momentos vividos.

mapa africaJ AlinsoNací en Monrovia (Chocolate City), Liberia, durante el momento más álgido después del estallido de la guerra civil de mi país. Soy una víctima de la violencia, el egoísmo, la violación, la tortura… y todo lo que tu mente sea capaz de imaginar. Tuve que ser testigo de todo ello  a muy corta edad. Eso me impidió crecer y oscureció mi futuro. Quedé traumatizado.

Una mañana temprano estaba jugando con mis padres en nuestra cabaña cuando mi pueblo fue asaltado, por sorpresa, por un grupo de soldados. El ataque fue repentino y los nuestros no estaban preparados para resistirlo, pero pudieron poner a salvo a los civiles, ejerciendo una pequeña resistencia.

Huimos a un lugar seguro: éramos unas 220 personas buscando refugio en un nuevo pueblo. El ambiente era tenso y el sitio estaba desolado. Los disparos ya no se oían, pero unos guardaban luto por su familia, sus amigos y seres queridos, otros lo había perdido todo y otros se curaban las heridas.

Dos días después, a medianoche, este lugar que había significado la salvación del Cielo para nosotros,  fue rodeado por un grupo de hombres. Todos llevaban pistolas, machetes, y todo tipo de armas. La gente empezó abrazarse: los niños a sus padres, los padres a sus hijos, los amigos entre sí. Todos buscando refugio. Un llanto desgarrador recorrió el lugar: las mujeres fueron violadas y asesinadas, los hombres fueron degollados. Disparaban a todos los lados y a todo el mundo. En medio estaba yo, de pié, impasible, siendo testigo de todo esto (unos 10-15 minutos). En ese momento escuché una voz amable que me decía “ te daré Paz, si crees”. Esta voz me llevó directamente hacia el despiadado hombre que estaba al mando, y cuando me vio caminar hacia él, sin dirigirme la palabra, me llevó hasta su jefe. ¡ALELUYA! Gracias a eso ahora estoy vivo: que la paz sea sobre las cenizas de todos aquellos hombres, mujeres y niños inocentes.2012-12-22-11.54.30

Doy Gracias a Dios Padre porque estoy a salvo, porque me ha guardado para él (Jeremías 1, 4), y bendigo al Espíritu Santo por haber iluminado mi corazón, enseñado a poner su Palabra en práctica y mostrado sus frutos. Estoy agradecido al Espíritu Santo por tener la oportunidad de poder compartir mi experiencia con los hermanos. Os agradezco de antemano vuestra paciencia para leer a través de estas líneas llenas de recuerdos, quizá inconexos, para que todo el mundo vea que Jesús es la Verdad y alabe al Espíritu Santo.

Tenía 10 años, y la guerra civil continuaba. Una emboscada hizo dispersarse al grupo de soldados  con los que había pasado dos años en el bosque. Así comencé un largo viaje en solitario a la ciudad. No fue fácil vivir en la selva, porque mi hogar, mi familia y amigos ya no estaban y no tenía a nadie en quién apoyarme.  Yo estaba sólo en lo profundo de mi ser.

Caminé muchas millas, y de repente me encontré con un control militar: hombres con armas de todo tipo. No les conocía, no sabía quiénes eran pero su uniforme intimidaba tanto como sus palabras, cuando interrogaban a todo el que quería pasar. Estos soldados habían construido su propia frontera y se habían erigido en jueces. Pasaron unos 30 minutos hasta que me interrogaron: fue muy rápido, y me consideraron culpable. Me amarraron y decidieron que me matarían cuando su jefe regresara. Estuve bien atado y al sol con unas 75- 100 personas, todas ellas destinadas a morir en las siguientes 24 horas.

Entonces, en ese momento, escuché una voz amable que me decía: “te daré Paz, si crees”. Llevaba 15 horas atado sintiéndome sólo entre toda esa gente. De repente, llegó el comandante, el que tenía el poder para autorizar la ejecución. Venía del campo de batalla y debía dar la orden de acabar con los que aquel “tribunal” había declarado culpables. Incomprensiblemente, cuándo llegó, se fijó en mí y ordenó a sus hombres que me desatasen diciendo que que hacía ahí, que yo era su hermano. Jamás le había visto. ¡Otra vez estoy vivo!

Muchas otras cosas pasaron, pero no todas están aquí escritas. Sólo estas dos pequeñas historias que forman parte de mi historia de Salvación. 

2012-12-26-19.05.27Para los cristianos y no-cristianos, quiero compartir la historia de mi vida. Y como el Espíritu de Dios ha venido a mí siendo muy joven, a partir de ahora quiero usar este medio para mostrar al Señor, para animarte a que tomes la cruz y le sigas. Mi esperanza es que, cuando leas esto, puedas entender cómo he llegado yo a conocer estas cosas.

Cristianos de todas las tradiciones han escrito, a través de la historia, sus testimonios o manifestaciones sobre el encuentro personal con Dios, especialmente en tiempos difíciles. Muchos, ante su voz, han caído al suelo mientras su corazón ha sido sanado.

La Biblia habla de mucha gente que ha caído a los pies del Señor al escucharle (Ap 1,7; Mt 17,6 ; Jn 18,6). Y vemos, también, la gloria de Jesús en la conversión de Saulo (Hech 9, 4-8).

Project-liberia-2011-no-more-war-signLos cristianos debemos hoy enseñar a los hermanos que no saben orar, que desconocen que Cristo Jesús vive en ellos y que la Palabra es la única arma de salvación para el alma: finalmente, podrás entender por qué nunca he dudado y sigo atento a escucharla.

Que esa Palabra de Dios te de fuerzas para que puedas abrir tu corazón, aunque sólo sea un minuto, y te dejes guiar por su Espíritu.

James.